Dr. Rubén Pio, Director del Programa de Tumores Sólidos del Cima Universidad de Navarra
Tabaquismo: un factor evitable
Los expertos consideran el tabaquismo una pandemia ‘autoinfligida’ en la población
Cada día mueren en España más de 150 personas a causa del humo del tabaco, es decir, al año son unos 55.000 españoles los que fallecen por este motivo. En el mundo, se calcula que por el tabaco hay más de 5 millones de decesos anuales. Esto convierte al tabaquismo en uno de los hábitos más nocivos de nuestra sociedad. Hoy podríamos decir que el tabaquismo es una pandemia autoinfligida que sufrimos de manera sorprendentemente silenciosa.
La adicción al tabaco se debe a la nicotina, droga que contiene el humo de un cigarrillo. Además, contiene cientos de otras sustancias tóxicas como nitrosaminas, cianuro de hidrógeno, formaldehído, plomo, arsénico, amoníaco, benceno, monóxido de carbono e hidrocarburos policíclicos aromáticos. Algunas de estas sustancias forman parte de la planta de tabaco de manera natural, otras se producen como consecuencia de su combustión.
Su consumo es causa de la aparición o agravamiento de multitud de enfermedades. Sin ir más lejos, los problemas respiratorios de los fumadores les convierten en uno de los principales grupos de riesgo frente al COVID-19. A su vez, estudios recientes sugieren que el humo del tabaco incrementa la producción de la proteína que el virus SARS-CoV-2 emplea para penetrar en las células pulmonares. Además, muchas otras enfermedades están asociadas con el tabaquismo: infarto de corazón, insuficiencia respiratoria, ictus, diabetes, tuberculosis, asma, disfunción eréctil, artritis reumatoide, cataratas, problemas en el embarazo y, por supuesto, cáncer.
El tabaco contiene unas 70 moléculas carcinogénicas, sustancias que dentro de nuestro organismo tienen la capacidad para provocar cáncer. Estas moléculas son trasportadas en el humo del tabaco hasta los pulmones, en donde son absorbidas. A continuación, se distribuyen por todo el organismo y pueden penetrar en cualquiera de nuestras células, con el riesgo de que dañen su material genético. Este daño podría ocasionar cambios en el comportamiento de la célula, convirtiéndola en una célula maligna con capacidad de dividirse incontroladamente y diseminarse por el organismo. Así se originan los cánceres causados por el humo del tabaco. Con más de 20.000 muertes al año en España, el de pulmón es el tipo de cáncer más fuertemente asociado al consumo de tabaco. Fumar provoca casi nueve de cada diez casos de cáncer de pulmón. Además, el tabaquismo también está relacionado con el aumento de riesgo de desarrollar otros muchos tipos de tumores, como leucemias o carcinomas de vejiga, boca, cabeza y cuello, esófago, colon y recto, estómago, páncreas, hígado o riñón. En definitiva, fumar puede causar cáncer en casi cualquier parte del organismo de un fumador.
En este punto es importante resaltar que las personas que rodean al fumador también inhalan el humo de su tabaco. Es lo que se conoce como fumador pasivo o fumador de segunda mano. Se podría pensar que el daño producido en un fumador pasivo es mínimo o anecdótico, pero no es así. El humo puede provocar en ellos las mismas enfermedades que en el fumador activo, incluido, por supuesto, el cáncer. Se estima que una de cada diez personas que mueren a causa del humo del tabaco lo hacen por el tabaco consumido por otros. Afortunadamente, el nivel de exposición al humo del tabaco se ha reducido considerablemente en los últimos años gracias a la regulación del consumo en los espacios públicos. Miles de vidas se han salvado y debemos mostrar nuestro agradecimiento a las personas que tan duramente han trabajado para hacer esto posible, enfrentándose muchas veces a poderosos intereses políticos y económicos. Si algo nos ha enseñado la pandemia del COVID-19 es la importancia de que cada uno de nosotros se haga responsable de sus actos, respetando y preservando la salud del prójimo. Por ello, es también muy de agradecer la actitud de aquellos fumadores que respetan las normas más básicas de higiene y convivencia, más allá de las imposiciones legales.
Finalmente, hay que recordar los avances, que a través de la investigación, se han producido en el diagnóstico precoz y el tratamiento del cáncer. Éstos están permitiendo que hoy en día más de la mitad de los pacientes tratados se curen. En el caso del cáncer de pulmón, el progreso científico ha permitido descubrir indicadores para predecir el pronóstico de los enfermos y definir estrategias antitumorales más eficaces. En concreto, recientemente en el Cima Universidad de Navarra identificamos un grupo de proteínas cuya elevada presencia en los pacientes determina una peor evolución de su enfermedad y también hemos propuesto nuevas estrategias terapéuticas basadas en la reactivación del sistema inmune del paciente. Estos avances están permitiendo desarrollar novedosas estrategias terapéuticas personalizadas como la terapia dirigida o la inmunoterapia, tratamientos que ya se aplican o se están evaluando en ensayos clínicos, con resultados muy esperanzadores. Respecto al diagnóstico, diversos estudios han demostrado la utilidad de los programas de cribado en individuos de alto riesgo, ya que permiten diagnosticar la enfermedad en estadios muy tempranos, lo que mejora significativamente las tasas de supervivencia. En este sentido, la Clínica Universidad de Navarra hace ya varios años fue pionera en la introducción en España de un programa internacional de detección precoz para cáncer de pulmón. Además, el tratamiento para este cáncer -aunque aún está en desarrollo- también está empezando a atenderse en su nueva Unidad de Protonterapia. Dicho esto, no olvidemos que la medida más eficaz para preservar o mejorar nuestra salud es reducir el consumo de tabaco y proteger de su exposición a terceras personas, principalmente niños, personas enfermas y mayores.