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Gerardo Castillo Ceballos,, Profesor emérito de la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra

Vigencia del método socrático

mar, 02 feb 2016 10:55:00 +0000 Publicado en Diari de Tarragona

Los informes de PISA siguen criticando la figura del profesor como simple transmisor de conocimientos y el abuso de la lección expositiva. Ese diagnóstico nos invita a idear un método didáctico que evite tales reduccionismos de la enseñanza.  En mi opinión, el método deseado se inventó hace 25 siglos; se trata de la mayéutica de Sócrates, que supuso el paso de la actividad magisterial a la dialogal y de la instrucción al autoaprendizaje. Con sus diálogos Sócrates buscaba la verdad como reacción contra el relativismo de los sofistas.

¿Tiene sentido recurrir a un método tan antiguo? Lo "antiguo" no es necesariamente anticuado. ¿Es anticuada la música de Bach o de Mozart?. Muchos profesionales de ahora (médicos, abogados, orientadores, vendedores, etc.) usan eficaces métodos que se derivan de la mayéutica socrática, aunque desconozcan  ese origen.  Se utiliza también en prestigiosas universidades para profundizar en los contenidos, tanto de filosofía como de otras materias y para ejercitar la capacidad crítica y argumental de los alumnos. 

La mayéutica pone al alumno entrevistado en situación de recurrir a lo que ya sabe o cree saber para responder a cuestiones nuevas. Esta conexión hace que su aprendizaje sea significativo, tenga sentido. ¿En qué se diferencia del aprendizaje por repetición, mecánico o memorístico? En que este último no posee significación para el alumno. Asubel (1986) afirma que "el factor más importante que influye en el aprendizaje es lo que el alumno ya sabe. Averígüese esto y enséñese consecuentemente".

La práctica de la mayéutica ha demostrado que lo razonado se aprende mejor que lo meramente memorizado. Por eso la principal función del docente no es dar respuestas a los alumnos, sino suscitar en ellos inquietudes y dudas. 

En un pasaje del Teeteto de Platón, Sócrates confiesa que practica  un arte similar  al de su madre, Fenaretes, que era comadrona. "Mi arte mayéutica tiene las mismas características que el arte de las comadronas. Pero difiere de él en que hace parir a los hombres y no a las mujeres, y en que vigila las almas, y no los cuerpos, en su trabajo de parto. Lo mejor del arte que practico es, sin embargo, que permite saber si lo que engendra la reflexión del joven es una apariencia engañosa o un fruto verdadero".

En el método socrático el maestro no inculca al alumno el conocimiento, por considerar que su mente no es un cajón vacío en el que se puedan depositar datos externos; por el contrario, es el alumno quien extrae de sí mismo el conocimiento. Mediante preguntas sucesivas, el entrevistador le ayuda a que aflore el saber. Las primeras pretenden que el entrevistado cobre conciencia de su ignorancia, para así disponerse a aprender. Una viñeta humorística lo ha expresado de este modo:

-Sócrates: Ha llegado el momento de nuestro diálogo. ¿Estáis preparados?

-Alumnos: Síiiii…

-Un observador de la escena le comenta a un acompañante: ahora es cuando Sócrates les formula preguntas y les hace quedar como imbéciles. Es la parte del diálogo que más me gusta.

El alumno es invitado a descubrir y expresar la verdad que se encuentra potencialmente en su interior mediante un esfuerzo de reflexión y razonamiento a lo largo de cuatro pasos:

1-El maestro plantea una cuestión. Por ejemplo, ¿qué es la virtud?; 2-El alumno (o grupo reducido de alumnos) da una primera respuesta basada en su corta experiencia, que es rebatida inmediatamente por el maestro, creándole así un necesario estado de confusión; 3- Discusión del tema; 4.- El alumno (o alumnos) consigue el conocimiento preciso de la realidad investigada.

Sorprende que el método socrático no se esté aplicando actualmente en la enseñanza secundaria, en la que las clases dialogadas habrían contribuido a prevenir la desmotivación de los alumnos adolescentes y el fracaso escolar. Se ha objetado que ello retrasaría el desarrollo del contenido de los programas; también que lo impediría el exceso de alumnos. No comparto esos argumentos por tres razones: 

1-Desarrollar todo el programa no requiere explicar todos los temas; muchas clases informativas podrían suplirse con ventaja con estudios dirigidos. 2-La enseñanza individualizada nació precisamente para enseñar en grupos amplios·3- El diálogo del profesor puede realizarse tanto de forma personalizada (por ejemplo en el tiempo asignado a la tutoría) como con un pequeño grupo de alumnos.

Sugiero que en las escuelas de hoy se grabe la misma frase de Sócrates que se grabó en el frontón del templo de Delfos: "Conócete a ti mismo". Es un reto que se debe  plantear a cada uno de los alumnos; se trata de que se afanen en el  descubrimiento de la verdad interna en íntimo y sincero diálogo con sus maestros.