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Pablo Blanco, Profesor de Teología de la Universidad de Navarra, biógrafo del Papa y autor de 'Benedicto XVI, el Papa alemán'

Benedicto XVI, ¿se va?

vie, 01 mar 2013 12:06:00 +0000 Publicado en Periódicos del Grupo Noticias (01/03/2013 )

Cuando empiezo a escribir estas líneas, Benedicto XVI estará durmiendo la siesta. Tocaba: así se lo han prescrito los inevitables médicos. ¿Podrá dormir en su último día de pontificado? Buena pregunta. Tal vez venga bien recordar una anécdota que contaba el periodista italiano Vittorio Messori. Era entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el lugar más duro de la Iglesia. Era llamado El Guardián de la Fe, el Gran Inquisidor, el rottweiler de Dios. Todos los problemas de la Iglesia llegaban a su mesa. Messori, periodista curtido en mil batallas, hizo la pregunta: «Y usted, ¿duerme bien ?».

El periodista italiano cuenta cómo el cardenal, como buen alemán, se quedó un poco bloqueado y después de pensar un poco dijo: «Bueno, la verdad es que después de hacer mi examen de conciencia y de rezar las oraciones de la noche, la verdad es que duermo estupendamente porque sé que la Iglesia es de Jesucristo y no nuestra». Esta anécdota resume la visión que tiene el Papa emérito. Cristo y la Iglesia están íntimamente unidos. Según decían los antiguos padres de la Iglesia, Cristo es el sol y la Iglesia es la luna que refleja la luz del sol. Esto mismo vino a decir el miércoles en la última audiencia.

Y lo recordó ayer en la despedida ante los cardenales. En sus palabras de agradecimiento, Benedicto XVI aseguró su «total obediencia y benevolencia» para su sucesor. Aseguró que durante sus ocho años de pontificado, «hemos vivido momentos hermosos de luz radiante con la Iglesia, así como momentos que han sido oscuros». No lo ocultaba. Le estaba escuchando también el futuro Papa; de hecho, al llegar dijo, para susto y emoción de los cardenales allí presentes: «Aquí está el futuro Papa». Recordó las palabras de Romano Guardini, quien le escribió que «la Iglesia no es una realidad pasada, es una realidad viva». Está viva -había dicho Juan XIII porque es suya, no nuestra.

Añadió que la Iglesia «está en el mundo, pero no es del mundo». La Iglesia es de Jesucristo y no nuestra. Por eso se ha quitado de en medio y pasa tranquilamente el relevo a otro. Tal vez esta sea la gran lección del Papa Benedicto XVI. A veces vemos la Iglesia como una estructura política, donde se dan luchas de poder. Es inevitable. Pero Ratzinger nos ha enseñado a mirar hacia arriba. Lo más importante de la Iglesia no lo vemos. «Lo esencial es invisible a los ojos», escribió Saint Exupéry. Lo más importante de ella está arriba: Dios y los que han entrado en contacto definitivo con Dios. Tal vez podríamos aprender esta lección a la hora de mirar la Iglesia sin clericalismos ni sociologías políticas.

Este Papa, con su aire de niño en el día de primera comunión, nos ha enseñado también a rezar. Se retira. Tal vez -decía ayer una periodista- nos estamos quedando un poco huérfanos. Se retira del gobierno, pero no de lo más importante. Si ha estado diciendo que la oración es lo que mueve la Iglesia, es coherente que ahora se retire a una vida de oración y estudio. «No abandono la Iglesia», dijo el miércoles. Y quizá ahora se va a dedicar a lo más importante. Apoyar a la Iglesia desde su retiro para que, una vez purificada, pueda lanzarse a esa tarea de la nueva evangelización. Puede ser un programa ilusionante, a la que están llamados todas y todos, creyentes y no creyentes; en el fondo, todos practicantes.