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El pasado 28 de enero, festividad de santo Tomás de Aquino, algunos profesionales de la Universidad recibieron la Medalla de Plata del centro académico, en reconocimiento a sus 25 años de servicio, en un acto presidido por el rector, Alfonso Sánchez-Tabernero.

Entre los medallistas se encontraban siete miembros de la Facultad de Filosofía y Letras: Pía d'Ors, de Secretaría; José Enrique Duarte, investigador del GRISO; Juan Manuel Escudero, investigador del GRISO; Rosa Fernández Urtasun, profesora del departamento de Filología; Dolores López Hernández, profesora del departamento de Historia, Historia del Arte y Geografía; Carolina Montoro, vicedecana y profesora del departamento de Historia, Historia del Arte y Geografía; y Álvaro Sánchez-Ostiz, profesor del departamento de Filología.

Cuando echa la vista atrás, Pía D’Ors asegura que, de estos 25 años, “me quedo con las personas que he tenido la fortuna de conocer, que me han enseñado muchas cosas y de las que he recibido muy buenos consejos. También me quedo con muchos momentos muy divertidos que he podido compartir con ellos”. Además, añade que “todo eso me lleva a desear aportar ese pequeño granito de arena para responder con gratitud a lo que he recibido”.

En este cuarto de siglo, son muchos los cambios que han experimentado tanto la Facultad de Filosofía y Letras como la Universidad. José Enrique Duarte señala que “hoy tenemos más facilidades tecnológicas: internet, escáneres potentes, ordenadores con los que entonces apenas se podían hacer muchas cosas, red wifi -por entonces no sabíamos lo que era- y un catálogo de la Biblioteca totalmente informatizado”. Con cariño, recuerda a algunos profesionales que ha conocido en el camino: “Ese grupo de catedráticos mayores, como don Jesús Cañedo, don Fernando González Ollé, doña Carmen Castillo, don Kurt Spang, y a aquellos profesores jóvenes, como Ignacio Arellano, Javier de Navascués, Miguel Zugasti... Ellos hacían el grupo humano que profesores de otras instituciones apreciaban y que han conseguido que seamos lo que hoy somos”.

Para Dolores López “estos 25 años han pasado muy rápido y a la vez han sido muy intensos”. Asegura que “son muchos los recuerdos que atesoro de estos años y numerosas las personas fantásticas que han pasado por mi vida. Es imposible poder citarlas a todas, pero, sin duda, cada una ha dejado en mí su huella”. “Formar parte de la familia de la Universidad es un gran honor, a la par que una responsabilidad”, añade.

Por su parte, Carolina Montoro destaca que las ocasiones para crecer, tanto a nivel personal como profesional, han sido numerosas en este tiempo: “He crecido con la Universidad y con ella he vivido cómo mis límites se desplazaban, una y otra vez, hacia horizontes más lejanos. He disfrutado del trato respetuoso y cordial con alumnos, académicos y trabajadores todos. He aprendido que todo se puede mejorar, a pedir ayuda, y a tener más paciencia. Y, lo mejor, es que todo esto tengo la oportunidad de seguir haciéndolo más tiempo”.

Álvaro Sánchez Ostiz asegura que “recibir la Medalla de Plata está siendo una gran alegría”. Aunque hay cierta nostalgia -asegura- “porque la ocasión te invita, casi te obliga, a mirar hacia atrás y a reorganizar los recuerdos”, explica que “al ser una alegría compartida con otros medallistas, con colegas que te felicitan, con familiares que no esconden su orgullo, cobras más conciencia de que has formado parte de algo grande”. Como los demás medallistas, coincide en que “hay muchas cosas que me han dado estos 25 años, pero, puestos a destacar alguna, diría que la Universidad me ha dado amigos y maestros”.

¡Gracias a todos por vuestra dedicación y muchas felicidades!