Investigadores de la Universidad de Navarra demuestran la eficacia y el beneficio clínico de una vacuna contra un tipo de cáncer
Investigadores de la Universidad de Navarra demuestran la eficacia y el beneficio clínico de una vacuna contra un tipo de cáncer
Presentado en el congreso nacional de Hematología y Hemoterapia el trabajo de especialistas de la Clínica Universitaria y del CIMA
Un equipo de investigadores ha demostrado la eficacia y el beneficio clínico de una vacuna contra un tipo de cáncer de la sangre, el linfoma folicular, en pacientes en primera recaída. Desde 2001 han trabajado conjuntamente especialistas de dos centros de la Universidad de Navarra: la Clínica Universitaria y el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA). El estudio cuenta con la financiación de la Leukemia & Lymphoma Society de Nueva York. Para la presentación científica de los resultados de la investigación, la Dra. Mercedes Rodríguez Calvillo intervino en el congreso nacional de la Asociación Española de Hematología y Hemoterapia, que se celebra en Madrid.
Según el Dr. Maurizio Bendandi, responsable del estudio, jefe del laboratorio de Inmunoterapia del CIMA y especialista en Hematología de la Clínica Universitaria de Navarra, "es la primera vez que una vacuna contra un tipo de cáncer es capaz de cambiar la historia de la enfermedad".
Anualmente se diagnostican más de 5.000 personas mayores de 40 años de este tipo de cáncer en España. El linfoma folicular es un tumor del sistema linfático cuyas células presentan una proteína de superficie, en concreto una inmunoglobulina, que puede utilizarse como diana. La vacuna, denominada idiotípica, se produce a partir de esa proteína y tiene como objetivo provocar una reacción del sistema inmune del enfermo. "Habitualmente el paciente no reacciona contra la proteína del tumor, ya que al ser un elemento conocido, su sistema inmune no lo combate. Mediante técnicas de laboratorio hemos adherido a la proteína diana otra proteína llamada KLH, obtenida a partir de un molusco. Así logramos que también la proteína tumoral sea reconocida como extraña".
En el caso del linfoma folicular esta proteína es un antígeno tumor específico. "Se postula que en otros tumores también hay antígenos, pero de momento no se ha encontrado ninguno entre ellos que se halle sola y exclusivamente en las células tumorales, de manera que una vacuna contra ellas sería dañina también para los tejidos sanos".
La Universidad de Stanford desarrolló la vacuna idiotípica en animales en los setenta y la aplicó en humanos hace 15 años. En 1992 se comprobó su eficacia biológica: es capaz de estimular el sistema inmune humano. En 1999 el Dr. Bendandi y otros científicos del Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU. demostraron que la eficacia biológica era también clínica. Según el investigador de la Universidad de Navarra, "el propio sistema inmune estimulado por la vacuna es capaz de matar a unas células tumorales que habían resistido a la quimioterapia. Faltaba por demostrar que este resultado supusiera un beneficio real para el paciente".
Con el trabajo de investigación desarrollado en el CIMA y la Clínica Universitaria "se sabe que un 50% de los pacientes tratados con quimioterapia recae a lo largo de 13 meses. Además, cada vez que recae, la duración de la respuesta tiende a ser más corta que la anterior".
"Nuestro estudio ha atendido a 25 pacientes en los últimos cuatro años y medio. De ellos, 4 pacientes no han respondido a la vacuna y han recaído en el tiempo previsto, 3 están acabando el estudio y 18 han respondido satisfactoriamente. Ninguno de estos 18 ha recaído durante los dos años de vacunación, y sólo uno de ellos lo ha hecho 10 meses después de finalizar los dos años de tratamiento, o sea, cuando ya habíamos dejado de vacunarle desde hacía casi un año. Es decir, todos los pacientes que han respondido a la vacuna y con un seguimiento suficiente tienen una segunda respuesta completa más larga que la primera. Prácticamente ya todos han alcanzado y superado el baremo de los 13 meses y ninguno de ellos ha recaído durante el periodo de vacunación, por lo que este tratamiento ha superado ampliamente los resultados esperables con la quimioterapia sola".
Se trata del primer estudio con este diseño que investiga la eficacia de la vacuna en pacientes que han sufrido una recaída, si bien otros ensayos clínicos en este campo se están desarrollando en dos centros de EE. UU.: el que dirige el Dr. Larry Kwak en Houston (Texas) y el del Dr. Ronald Levy en Stanford (California).
La vacuna, que se administra por vía subcutánea, resulta especialmente útil como complemento de la quimioterapia. "Se ha hecho algún intento por aplicar la vacuna como primer tratamiento, pero los resultados no han sido satisfactorios", asegura el Dr. Bendandi.
En términos generales, el procedimiento seguido en los enfermos tratados en la Clínica Universitaria consistió en tratar al paciente con quimioterapia convencional durante 6 meses para reducir lo más posible el tamaño del tumor. Después se mantiene un periodo de descanso de 3-6 meses para reconstituir la integridad de su sistema inmune. Por último, se inocula la vacuna mensualmente durante 4 meses, para luego pasar a recuerdos menos frecuentes.
El equipo del Dr. Bendandi está formado por los investigadores Susana Inogés, Mercedes Rodríguez Calvillo, Ascensión López Díaz de Cerio, Margarita Legarrea, Silvia Gallego, Elena Soria, Natalia Zabalegui, Helena Villanueva y Fernando Pastor.
El trabajo de investigación se ha desarrollado gracias a la colaboración de diversos hospitales de España, incluidos en los grupos Geltamo y Pethema. Además de las 25 personas de las pruebas clínicas realizadas con la vacuna idiotípica, pacientes de EE. UU. con linfomas acuden a la Clínica Universitaria de Navarra para seguir este tratamiento con la vacuna.