204_03_28_FYL_Cabría plantear una especie de MIR para los futuros docentes

Los alumnos de primero de "Teoría de la educación" tuvieron ocasión de escuchar de primera mano a expertos que les hablaron acerca del futuro de la que, en unos años, será su profesión.

Pedro González, del Consejo Escolar de Navarra, Mª del Mar Ayllón, funcionaria de la Alta Inspección de Educación en Navarra y Juan Luis Fuentes, profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), expusieron sus percepciones y experiencias  acerca del futuro de la educación de la mano de Concepción Naval, decana de la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra.

Pedro González aseguró que "no hay sistema educativo de ‘calidad' sin ‘buenos' profesionales. En nuestro país quizá no existe una conciencia social de lo que significa ser docente", e invitó a los estudiantes a no quedarse en cómo se les ve –a menudo como personas que disfrutan de unas largas vacaciones- y ser más conscientes, si cabe, de la importancia que tendrá su profesión como "educadores en la construcción  y desarrollo de una sociedad mejor. Habría que pensar en seleccionar a los alumnos que cursarán Magisterio con una prueba previa, una especie de  MIR, como se hace en Finlandia, donde la nota de corte es elevadísima y la selección no se limita solo a la selectividad sino también a pruebas de personalidad".

Por su parte, Mª del Mar Ayllón  reparó en la importancia de una preparación no solo técnica, sino personal, humana. "Somos profesionales que educamos también con nuestro comportamiento y tenemos que asimilar nuestra labor formadora con profundidad".

Un profesional de la educación es alguien que se dedica a su trabajo sin un fin propiamente económico. Los trabajos relacionados con la educación, la medicina o la abogacía implican un compromiso ético: "ser buena persona  influye notablemente en su ejercicio", manifestó Juan Luis Fuentes. De hecho "enseña más con lo que hace que con lo que dice" y animó a los alumnos a transmitir la verdad y a animar a buscarla.

En el turno de preguntas quedó claro que sin la colaboración de la familia, el trabajo educativo es muy difícil, por no decir prácticamente imposible.