“El Derecho Canónico conserva una idea clara de qué es y para qué sirve el matrimonio, algo totalmente ausente en el Derecho Civil”. Así lo afirmó en el Campus de Madrid de la Universidad de Navarra, Carlos Martínez de Aguirre, catedrático de Derecho Civil de la Universidad de Zaragoza. Sus palabras se enmarcan en la conferencia del Foro Omnes ‘El matrimonio en Occidente: de la deconstrucción a la reconstrucción’, que impartió con motivo de la presentación del nuevo Máster de Formación Permanente de Derecho Matrimonial y Procesal Canónico de la Universidad de Navarra.

El nuevo máster arrancará en septiembre con un formato híbrido de enseñanza 80% online y 20% presencial en el campus de Madrid. Consta de 60 ECTS y se trata del único máster de España, en este ámbito de formación, que se cursa mayormente online y al mismo tiempo está aprobado por la Santa Sede.

En la conferencia, Martínez de Aguirre señaló que el Derecho Matrimonial Civil y el Derecho de Familia en su conjunto, han sufrido en los últimos decenios unas mutaciones que permiten concluir que no hemos asistido a un mero cambio de reglas del juego, sino que lo que ha cambiado es el juego en sí mismo. “Con los últimos cambios legales se ha producido una subjetivización del matrimonio y de la familia, porque dejan de ser contemplados como una realidad natural y quedan progresivamente sometidos a la voluntad humana, tanto individual como social”.

En este sentido el catedrático recordó una afirmación del Tribunal Supremo de Estados Unidos y el Tribunal Constitucional Español en relación con el matrimonio: reconocen que cada vez se trata más como una simple relación última autosatisfactiva entre adultos, que como una institución dirigida a proporcionar un ambiente adecuado para el nacimiento y educación de los hijos.

Para Martínez de Aguirre los rasgos característicos del matrimonio “desaparecen legalmente cuando el matrimonio civil puede ser entre personas del mismo sexo y cuando cualquiera de los cónyuges puede divorciarse sin necesidad de alegar ninguna causa”. Y añade: “El matrimonio civil y el canónico se denominan igual, pero son dos cosas diferentes”.

En su exposición, el catedrático de Derecho Civil hizo hincapié en algunos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística: en el año 2021 hubo 86.851 divorcios, 3.674 separaciones y 57 nulidades civiles. Y recordó unas palabras del profesor Pedro Juan Viladrich en las que señalaba que el objetivo básico de los cambios legales experimentados en los últimos años por la familia y el matrimonio debería ser la consecución de mayores niveles de calidad de vida familiar, y sin embargo, los resultados han sido los contrarios. Así se ve reflejado en la disminución del número de matrimonios, el descenso del número de niños que viven en familias estables, el aumento de rupturas familiares, el descenso de la fertilidad, el crecimiento de los nacimientos extramatrimoniales, el aumento de las tasas de suicidio infantil y juvenil y el aumento de las tasas de psicopatías de origen familiar en niños y adolescentes, por ejemplo.

A pesar de ello, Martínez de Aguirre se muestra positivo y considera factible una reconstrucción del matrimonio civil en Occidente si la concepción del matrimonio canónico sigue viva en la academia y en la vida, de manera que pueda ejercer de guía al derecho civil cuando caigamos en la cuenta de ello.