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Uruguay frente a Argentina: la historia del documento que quebró el equilibrio rioplatense en 1945

Carolina Cerrano, de la Universidad de Montevideo, imparte un seminario del Grupo de Investigación en Historia Reciente (GIHRE)

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Carolina Cerrano FOTO: Manuel Castells
17/06/19 10:20 Carlos Veci

En noviembre de 1945, recién concluida la Segunda Guerra Mundial, un cambio en la política exterior uruguaya contribuyó, junto con otras causas, a la victoria de Perón en las elecciones presidenciales argentinas. Carolina Cerrano, profesora de la Universidad de Montevideo, ha explicado la posición de Uruguay en la segunda posguerra mundial en un seminario del Grupo de Investigación en Historia Reciente (GIHRE) de la Universidad de Navarra.

Uruguay en la Segunda Guerra Mundial

Desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial, Uruguay mantuvo una postura neutral, aunque de simpatía hacia el bando aliado. A finales de 1939, defendió su neutralidad durante la batalla naval del Río de la Plata, desarrollada entre tres buques británicos y un barco alemán (el Graf Spee) que, averiado, se refugió en la bahía de Montevideo. El capitán del Graf Spee, que no pudo reparar el barco en el tiempo otorgado por el gobierno uruguayo, lo hundió en aguas del Río de la Plata. La invasión por parte de la Unión Soviética de Finlandia, otro país neutral, y el temor a participar finalmente en la guerra motivaron el inicio de una política de militarización inédita en la historia de Uruguay.

En este tiempo se habló en los Estados Unidos –infundadamente, ha explicado la profesora Cerrano- de que la nación uruguaya podía ser el lugar donde arraigara una supuesta tendencia nacionalsocialista e incluso se planeó construir allí una base aeronaval. Hasta febrero de 1945, Uruguay no declaró la guerra a Japón. En marzo hizo lo propio Argentina, país que más reticencias había mostrado a intervenir en la guerra como solicitaban los Estados Unidos. Posicionamientos tan tardíos respondían al deseo de participar en el orden de la posguerra y en las Naciones Unidas.

La situación geográfica de Uruguay, entre dos países de mayor potencia como Brasil y Argentina, había llevado al país a mantener una tradicional postura de búsqueda del equilibrio. Tan solo la hipotética construcción de la base aeronaval en Uruguay, comenzada e interrumpida en varias ocasiones, había suscitado tensión con Argentina. En 1942 ambos participaron en la creación de la Junta Interamericana de Defensa, con sede en Washington.

El documento que cambió la política exterior uruguaya

El 17 octubre de 1945, cuando hacía poco más de un mes de terminada la Segunda Guerra Mundial, se produjeron en Argentina las multitudinarias movilizaciones que pedían la libertad de Juan Domingo Perón, el ministro y vicepresidente encarcelado. Un mes más tarde, el 21 de noviembre, Uruguay hizo público un documento, dirigido a las cancillerías americanas, en el que establecía un paralelismo entre el régimen democrático y la paz y, sin mencionar al país vecino, lanzaba la cuestión de la postura a adoptar ante regímenes de fuerza que no respetaban los derechos del hombre.

El documento uruguayo –bautizado por sus valedores como ‘doctrina Larreta’ por el nombre del canciller Eduardo Rodríguez Larreta– suscitó una división política en el país. Estados Unidos, que participó en el proceso de elaboración del documento, se adhirió ‘de forma incondicional’. Entre otros, Brasil, México y Chile se opusieron. Para Carolina Cerrano, el documento fue, sin duda, decisivo en un momento en el que se gestan proyectos como las Naciones Unidas y el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), que vio la luz en 1947, dos años antes que la OTAN.

En Uruguay, si bien a nivel popular hubo cierto temor mediático a convertirse en una ‘nueva Checoslovaquia’ con respecto a Argentina, las fuerzas armadas y los principales políticos no esperaron una situación similar. Tampoco prosperó la nueva doctrina exterior uruguaya, obra del ministro Larreta, además de no recabarse el apoyo estadounidense, una vez conocidos los rotundos rechazos de la mayoría de países de la región. Pero la declaración tuvo consecuencias. La victoria de Perón en las elecciones presidenciales argentinas de febrero de 1946 conllevó una serie de represalias contra Uruguay, como el bloqueo del turismo y el corte del suministro de trigo, especialmente grave en una época en la que la nación uruguaya obtuvo malas cosechas. “De alguna manera, el documento uruguayo marcó el proceso electoral argentino”, ha explicado Cerrano en el seminario del Grupo de Investigación en Historia Reciente (GIHRE) de la Universidad de Navarra.

Carolina Cerrano, docente en la Universidad de Montevideo y directora de su departamento de Historia, es especialista en Historia política, campo en el que ha cultivado la comparación entre los regímenes peronista y franquista. También ha estudiado la figura del político uruguayo Luis Alberto de Herrera y sus simpatías con el primer peronismo.

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