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Brillo divino en los versos de Ernestina de Champourcin

Antonio Rodríguez Tovar, ganador del Premio Ernestina de Champourcin 2022, imparte un seminario del Grupo de Investigación en Historia Reciente (GIHRE)


FotoManuel Castells/Antonio Rodríguez Tovar

15 | 03 | 2022

“La trayectoria poética de Ernestina de Champourcin encierra el relato de una búsqueda de Dios”, ha explicado Antonio Rodríguez Tovar en el último seminario del Grupo de Investigación en Historia Reciente de la Universidad de Navarra (GIHRE). Su investigación acerca de la religiosidad de la autora ha sido acreedora ex aequo del premio anual que, con el nombre de la prestigiosa poeta de la generación del 27, entrega el GIHRE a estudios sobre la mujer.

La vida de Ernestina de Champourcin (1905-1999) abarca gran parte del siglo XX. Aunque nacida en Vitoria, la suya fue una existencia a caballo entre la capital de España, Madrid, centro de bulliciosa vida literaria y política adonde su familia se trasladó cuando tenía pocos años, y México, adonde marchó exiliada junto con algunos otros perdedores de la Guerra Civil Española. Champourcin, casada con Juan José Domenchina, también poeta y secretario de Manuel Azaña, presidente de la República, se refugió en México hasta 1972, cuando regresó a un Madrid menos acogedor que el que recordaba de su juventud. En todo este tiempo su búsqueda de Dios jalona su trayectoria literaria, influida por Juan Ramón Jiménez, San Juan de la Cruz, los trabajos de la generación del 27 y el ambiente cultural de instituciones como el Lyceum Club femenino dirigido por María de Maeztu.

Rodríguez Tovar, que ha basado su investigación en la obra literaria de la autora y en el estudio de su correspondencia personal, describió en el seminario del GIHRE el talante romántico de una joven Ernestina de Champourcin educada en un ambiente próximo a un catolicismo intimista de raigambre francesa. Sus vivencias durante la Semana Santa, un viaje a Loyola o cierta Nochebuena ejercieron entonces en ella una impronta duradera, aunque aún superficial. Sus primeros poemas traslucen la religiosidad de una mujer que persigue emociones estéticas. Después de la Guerra Civil, que segó su juventud, se trasladó a México para comenzar una travesía que amenazaba con asemejarse a un viaje por el desierto, ayuna de poesía, pero que, tras un viaje a Washington en 1948 para conversar con Juan Ramón Jiménez y leer la Montaña de los Siete Círculos, del poeta y converso Thomas Merton, se convirtió en el escenario de una conversión profunda. El resultado literario fue una obra abundante de temática religiosa conjugada con su propia vida, en la que no escasean experiencias de dolor y soledad como el fallecimiento de su esposo en 1959.

En México, Ernestina de Champourcin conoce la labor que empieza a desarrollar allí el Opus Dei. Según Rodríguez Tovar, su pertenencia a esta institución a partir de 1953 cambiará su modo de escribir y su entendimiento de la poesía; inspiración y vocación se funden en una nueva etapa literaria. Josemaría Escrivá de Balaguer le aconseja que continúe escribiendo: en cualquier momento y en cualquier papel. La llamada a santificar el trabajo personal se traduce en su caso en un afanarse en la buena poesía, que continúa cultivando en México y más tarde en Madrid. De su marido, también converso al catolicismo escucha muchas veces que “la poesía es un diálogo con Dios”. El trabajo premiado incide en que ella misma fue dando, al principio de manera quizá inconsciente, luego de forma decidida, distintos significados a esta expresión: desde la búsqueda de la experiencia estética sublime de su época de juventud hasta una vejez en la que, como escribe en el prólogo de la antología Dios en la poesía actual que realiza para la BAC, Dios está siempre de algún modo u otro en la poesía. Así, sin abandonar la poesía de temática religiosa, empieza a dejar penetrar en todos sus versos un sentido divino, consagrándose, como dirá ella misma de otro escritor del 27, Gerardo Diego, como una católica que hace poesía. 

El trabajo ganador del premio, fruto de una tesis doctoral titulada Misticismo estético, poesía religiosa y santificación del quehacer literario: tres etapas de la búsqueda de Dios en la vida y obra de Ernestina de Champourcin, defendida en la romana Pontificia Università della Santa Croce aparecerá próximamente publicado en la colección dedicada al premio por la editorial EUNSA.

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