“La Edad Media siempre fue muy reticente a la representación de personajes contemporáneos”. Así lo ha afirmado Fernando Gutiérrez Baños, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid, en la tercera sesión del ciclo de conferencias que la Fundación Amigos del Museo del Prado organiza en colaboración con la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra. En su intervención, el experto, que ha sido presentado por profesora Clara Fernández Ladreda, ha acercado a los asistentes las características más reseñables de los retratos de reyes y nobles en la pintura Gótica, periodo en el que se centra esta VIII edición del ciclo Francisco Calvo Serraller.

“El retrato fiel de las personas se perdió incluso antes de la caída del Imperio Romano por un motivo ideológico”, ha explicado. Antes de centrarse en el retrato moderno, según Gutiérrez, hay que hacerlo primero sobre las llamadas “representaciones contextuales”. Un ejemplo son las series iconográficas, como los cuadros sucesivos de reyes y arzobispos donde “se reflejan individuos. Pero aquí lo importante no es cada uno, sino la idea de serie”. “Esto señalaría el concepto de sucesión”, ha concretado. Por otro lado, en la representación retrospectiva, “se está contando una historia y aparece un rey formando parte de un relato”, mientras en la prospectiva había otra intención: “Lo que se está transmitiendo es a lo que aspiran, a la beatitud, la contemplación de la verdad”.

El retrato moderno, como ha explicado, consistía en presentar a un individuo siendo fiel a sus facciones, sin factores externos que lo justificaran. “Basta con que sea él”, ha puntualizado. Con esto, el conferenciante ha señalado que era el equivalente al Instagram de la época. “Era importante tanto por uso diplomático como por uso afectivo, como haríamos con la foto de alguien querido”. También se generan en la época medieval criptorretratos, que introducían la imagen y los rasgos de una persona en una situación que no habían presenciado, como Fernando el Católico en la crucifixión del pintor Juan de Flandes. “A pesar de que la colección de pintura medieval de El Prado es constreñida, hay mucho de lo que disfrutar”, ha declarado. Con esto, ha presentado a la audiencia tres obras emblemáticas que se conservan: la Virgen de la iglesia de Santa María de Tobed, la Virgen del monasterio de San Benito el Real de Valladolid y la Virgen del convento de Santo Tomás de Ávila.

“A día de hoy, somos herederos del Mundo Antiguo como los medievales, y el retrato ha pasado al público general por medio de la fotografía", ha declarado el profesor. A lo largo de la Historia, Fernando Gutiérrez Baños ha defendido que “lo que ha cambiado son las técnicas, los formatos y las clases sociales que perpetúan la imagen de uno mismo”. Una constante que queda manifiesta desde la Antigüedad.

La última sesión tendrá lugar el próximo miércoles 14 de febrero y será impartida por Javier Barón, Jefe de Conservación de Pintura del Siglo XIX del Museo del Prado. Las entradas se pueden adquirir en la web o en la taquilla del Museo Universidad de Navarra.