Los profesores de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra, Fernando Alonso Pedrero y Pilar Salazar Lozano, han publicado el libro “50 Laberintos de 50 Arquitectos Potenciales: ejercicio docente en curvas de grado variable (Juego Geométrico)”. Este nace de un proyecto experimental con estudiantes de primer curso del Grado en Estudios de Arquitectura como parte de la asignatura Laboratorio de Geometría y Forma. La obra cuenta con laberintos diseñados por los alumnos y seleccionados por los profesores. 

Este proyecto de innovación docente pretende que un concepto geométrico arduo, como pueden ser las curvas, se comprenda de forma más práctica y visual. “Intentamos que las geometrías abstractas, que para los alumnos no tienen una relación directa con la arquitectura o con una realidad a la que ellos están habituados, puedan aplicarlas a través de pequeños ejercicios creativos”, asegura Salazar. 

Proyectos como este son un aliciente para los alumnos que los realizan, porque dan valor a lo que hacen. “Desde el principio planteamos a los estudiantes que íbamos a recoger los trabajos en un libro. Les motiva mucho que algo que han hecho ellos mismos se vaya a publicar y quede reflejado en un documento final”, destaca Alonso. De hecho, algunos compraron el libro para regalárselo a su familia en Navidad.

Para los que vienen después también es un incentivo porque tienen una referencia en la que mirarse y ven a qué nivel pueden llegar, aunque “muchas veces no se creen capaces de hacerlo. Pero después, a lo largo del curso, van desarrollando proyectos incluso más complejos y con resultados muy satisfactorios”, asegura la arquitecta. Además, es muy gratificante para los profesores ver que sus propuestas son apreciadas por los estudiantes: “Es una gran satisfacción ver que los alumnos acogen, disfrutan e invierten tiempo en un proyecto que hemos pensado, trabajado y considerado que podía ser atractivo”, comenta la profesora.

Tal y como cuenta Alonso, para publicar el libro se seleccionaron la mitad de los laberintos realizados: “Les hemos dado un esquema muy completo y unas condiciones de juego muy específicas”. Una vez entregados los trabajos en formato A3, se hizo una primera prueba experimental en las cristaleras del edificio de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra, en las que se pegaron todos los laberintos. “Pusimos rotuladores y borradores para que cualquier persona que estuviera por la Escuela pudiera rellenar los laberintos y así ver la dificultad que tenían y valorar el trabajo realizado por los alumnos”, ha recalcado Salazar.

El curso pasado se hizo una primera prueba experimental en las cristaleras del edificio de la Escuela de Arquitectura, en las que se pegaron todos los laberintos para que cualquier persona pudiera resolverlos FOTO: cedida