2020_03_10_FAR_alconada

“Durante la adquisición de una patente, hay que tener en cuenta el punto exacto en el que se encuentra el proceso de tramitación. Tanto si se trata de una solicitud de patente como de una patente concedida, es muy importante tener previstos los posibles obstáculos en cuanto a su validez, su titularidad o las acciones de terceros encaminadas a impedir la obtención de derechos de propiedad industrial”. Agustín Alconada, agente europeo de patentes y socio de ABG Intellectual Property, impartió una clase sobre propiedad industrial dentro de la asignatura “Gestión de StartUps Biotech” que se imparte en el Máster en Gestión de Empresas Pharma-Biotech que la Facultad de Farmacia y Nutrición imparte en el campus de la Universidad de Navarra en Madrid.

Durante la sesión, Alconada explicó a los alumnos que las patentes constituyen un activo más de una empresa y, como tal, se pueden vender (ceder), alquilar (licenciar) o hipotecar. “Por otro lado, la tramitación y el mantenimiento de una patente ocasionan gastos y, por tanto, es importante estudiar qué retorno se espera conseguir de la comercialización de una invención”, detalló.

Además, el examinador de la Oficina Europea de Patentes en el campo de biotecnología de 1999 a 2007 recordó la importancia de acordar las condiciones en las que se concede una licencia en un proceso en el que no sólo hay que definir los royalties o regalías. “El ámbito territorial, la transmisibilidad o la posibilidad de conceder sublicencias son otros elementos esenciales que deben estar claramente delimitados en el contrato”, concretó. También remarcó que durante la negociación de las condiciones en las que el titular de un derecho de propiedad industrial, intelectual o de un secreto empresarial le concede a un tercero facultades de uso es necesario prever todos los posibles escenarios que pueden dibujarse durante el periodo de vigencia de la protección.

Para ilustrar su explicación, el socio de ABG Intellectual Property se apoyó en casos reales, tanto de éxito como de fracaso, cuyas consecuencias económicas se cifran en millones de euros, lo que evidencia la importancia de la negociación de las licencias contractuales.