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Una serie de artículos del Instituto Cultura y Sociedad exploran nuevos ángulos sobre la inseminación artificial homóloga

Los artículos se han publicado en las revistas de alto impacto Journal of Religion and Health y Birth Defects Research

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Sonsoles Navarro-Rubio (ICS)
FOTO: Manuel Castells
10/02/20 15:02 Natalia Rouzaut

Sonsoles Navarro-Rubio, doctoranda del Grupo ‘Mente-cerebro’ del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra, ha publicado dos artículos sobre la inseminación artificial homóloga en revistas científicas de primer cuartil. En ellos ha llevado a cabo un análisis científico y ético de esta técnica de reproducción humana asistida, considerada la más leve de las existentes.

Según la investigadora, las técnicas de reproducción humana asistida –entre las cuales se incluye la inseminación artificial o la fecundación in vitro– conllevan un aumento en el riesgo de enfermedades en los futuros niños concebidos. Ese aumento de riesgo proviene de la manipulación de los gametos (el espermatozoide y óvulo).

Según afirma Navarro-Rubio, al manipular el semen y alejarlo de su contexto biológico “los espermatozoides entran en contacto con un ambiente distinto que, junto con la centrifugación y la manipulación consiguiente, pueden producir un daño celular”. Es este daño el que, como muestran en los artículos, puede modificar el desarrollo natural de los gametos y acarrear así daños en la salud de los niños nacidos.

Asimismo, se ha demostrado que la hiper-estimulación ovárica, por mínima que sea, puede provocar que el óvulo fecundado no esté en su grado de maduración óptimo para el momento de la fecundación. Esto conlleva un aumento de riesgo en el desarrollo del nuevo organismo y en la salud de la descendencia.

Los daños de la manipulación gamética

De este modo, Navarro-Rubio ha señalado que existe un posible aumento de riesgo de enfermedades cardiovasculares y en el neurodesarrollo. Se han detectado, por ejemplo, casos de anomalías congénitas como el síndrome de Beckwith-Wiedemann, síndrome de Angelman, síndrome de Russell-Silver o síndrome de Prader Willi.

Si la ciencia muestra que la manipulación gamética acarrea un aumento de riesgo para la salud del niño concebido, la experta ha considerado que la inseminación artificial no cumple el principio de exclusión de daños –norma ética en medicina. “Este principio entiende que cualquier intervención médica ha de excluir toda posibilidad de acarrear daños en este caso, al niño por nacer”, ha destacado. Así, ha considerado lógico que exista una responsabilidad médica y científica. Por ese motivo, se concluye en los artículos que el médico debería informar a los progenitores y evitar en la medida de lo posible el daño al concebido, al paciente.

Una técnica más leve

Por su parte, la investigadora ha definido la inseminación artificial homóloga o conyugal como “el proceso de obtención del semen en un acto conyugal programado con la finalidad de conseguir un embarazo mediante su inseminación en el útero materno y consiguiente fecundación in vivo”. En ella se trata de respetar el acto conyugal recogiendo el semen con un colector perforado –preservativo abierto a la vida– y realizando el proceso de selección, manipulación e inseminación del semen en el periodo máximo de una hora. “Se busca que el encuentro entre óvulo y espermatozoide sea en el seno materno”, ha señalado.

La Iglesia Católica rechaza técnicas invasivas como la fecundación in vitro, pero no se ha posicionado sobre la licitud de la inseminación artificial homóloga. En la actualidad, existe una discusión entre teólogos de referencia sobre esta técnica. Por ejemplo, el manual de bioética de Elio Sgreccia, quien fue presidente de la Academia Pontificia para la Vida y obispo representante del personalismo cristiano de Bioética, considera este tipo de inseminación lícita al ser producto de un acto conyugal.

Sin embargo, Navarro-Rubio ha apuntado que, en la discusión sobre la moralidad de la inseminación artificial, no se ha tenido en cuenta los resultados de las investigaciones publicadas. Ha puntualizado que, aunque la inseminación artificial homóloga sea la técnica más leve –y respetuosa desde el punto de vista de la moralidad cristiana– no se puede afirmar que no pueda provocar algún aumento de riesgo de daños en el desarrollo del futuro niño. Es decir, no cumple con el principio de exclusión de daños.

Estos artículos, realizados en coautoría con Francisco Güell, coordinador del Grupo ‘Mente-cerebro, se han publicado en las revistas Journal of Religion and Health, que pertenece al primer cuartil en el área de Estudios Religiosos, y Birth Defects Research, del primer cuartil en Medicina y Pediatría. Esta investigación se enmarca en su tesis doctoral ‘Estudio y difusión del impacto de las Técnicas de Reproducción Humana Asistida en el embrión temprano. Establecimiento de un índice de riesgo’ donde realiza un análisis pormenorizado de los riesgos asociados en la descendencia de la fecundación in vitro y la inyección intra-citoplasmática.

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