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“Gracias a esta gran bodega fenicia sabemos muchos aspectos sobre los rituales religiosos y técnicos hasta ahora desconocidos”

El arqueólogo Diego Ruiz Mata, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cádiz (UCA) y presidente de la Fundación de Estudios Fenicios Mediterráneos, ha impartido una conferencia en la Universidad

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El arqueólogo Diego Ruiz Mata con la decana de la Facultad Julia Pavón FOTO: Manuel Castells
04/11/20 10:17 María M. Orbegozo

El pasado mes de enero, en el yacimiento arqueológico Castillo de Doña Blanca, situado en la Sierra de San Cristóbal de El Puerto de Santa María (Cádiz), se produjo un importante hallazgo. Después de décadas de investigación y excavaciones, el equipo de arqueólogos liderado por Diego Ruiz Mata, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cádiz (UCA) y presidente de la Fundación de Estudios Fenicios Mediterráneos, halló una gran bodega fenicia, la más antigua conocida hasta el momento. Perteneciente al siglo III a.C y con una extensión de casi 2000 metros cuadrados, supone, por sus características, un ejemplo único en el mundo.

El pasado lunes 19, el arqueólogo visitó la Universidad de Navarra para impartir una sesión a los alumnos de Historia y del Diploma en Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras del centro académico. En el encuentro le acompañaron los profesores Julia Pavón, decana de la Facultad, y Javier Andreu, director del Diploma.

En la siguiente entrevista, Ruiz Mata comparte los entresijos de este hallazgo en el entorno donde ha desarrollado gran parte de su carrera y aborda cuestiones como el interés de los jóvenes por la historia y su conservación, o la importancia de la divulgación del patrimonio.

P. Somos muchos los que no hemos tenido oportunidad de visitar el yacimiento donde se ha producido este importante hallazgo. ¿Podría describirnos la bodega encontrada?

Diego Ruiz MataR. Las estructuras se encuentran muy bien conservadas. En su planta bien organizada y en la técnica constructiva se advierte que la realizó un arquitecto que seguía un plan perfectamente trazado. La bodega se compone de zonas de lagares para pisar la uva, de varios hornos para la elaboración de un vino afrutado, zonas de prensado, almacenes, patios y otros espacios cerrados para distintas funciones.

Lo sorprendente fue descubrir que todo el proceso productivo se unía a rituales religiosos, manifestados en tres espacios: en uno se pisaba la uva ante una deidad betílica; en otro, con entrada monumental, se hallaba un patio con un betilo en su centro y, en otro techado, la tríada de tres deidades betílicas; un tercer elemento religioso con foso se destinaba a una festividad consistente en la bebida de vino. Así lo señalan todos los elementos y la cantidad de vasos cerámicos y ánforas que contenían vino.

P. ¿Qué nos cuenta este descubrimiento sobre nuestros antepasados?

R. Los textos nos informan sobre muchos aspectos de la historia del hombre, de su cultura y pensamiento religioso y funerario. Pero la arqueología nos lo muestra con sus datos materiales para que los veamos y toquemos. En este caso, nos enseña cómo era una bodega. Lo imaginábamos, pero no conocíamos sus aspectos materiales.

El vino fue una bebida de extraordinaria importancia y uso en la antigüedad. Desde sus inicios, su consumo tuvo un carácter ritual por sus efectos psicotrópicos. Pero también se consumía en banquetes y otras comidas colectivas, con carácter elitista, ritual y festivo, funerario, con cierto matiz político. Lo describen los textos desde Homero hasta ahora y las manifestaciones pictóricas en los vasos griegos o en relieves esculpidos.

Conocemos mucho en este sentido, pero esta bodega es la primera que nos revela aspectos no conocidos sobre la producción del vino y su relación religiosa, su vinculación a las deidades del vino, lo religioso presente en todo acto humano. Por ello adquiere una gran importancia y por ahora única.

P. En el contexto arqueológico nacional e internacional, ¿qué importancia tiene el hallazgo de esta gran bodega de la época fenicia?

R. Se trata de la bodega completa más antigua del mundo, por lo que el alcance nacional e internacional es evidente. La información que ha mostrado es muy valiosa: por ella sabemos muchos aspectos que se desconocían sobre los rituales religiosos y técnicos. En este sentido, estamos gestionando que sea el buque insignia en el marco del vino gaditano, su emblema y representación ante el mundo. También queremos que sea Patrimonio de la Humanidad, puesto que así se consideró desde el Ministerio de Cultura en 2018. Vamos a esforzarnos por conseguirlo lo antes posible.

P. Han sido décadas las que ha dedicado a la investigación y excavación del entorno del yacimiento de Doña Blanca. ¿Podría mencionarnos algún otro hallazgo importante producido en este tiempo?

R. El Castillo de Doña Blanca constituye, hoy por hoy, el yacimiento más importante para el conocimiento de los fenicios en la bahía gaditana. Desde que comenzaron los trabajos en 1979, hemos descubierto un material sustantivo para conocer con detalle el proceso histórico de la vida del poblado, que se abandonó en el año 215-210 a..C, y en sus etapas pre fenicias.

La ciudad constituye el asentamiento más importante para investigar y conocer la aportación fenicia en Occidente, como origen de Europa, y su desarrollo hasta el abandono. Hallazgos importantes hay muchos, porque la ciudad y su entorno ocupan una extensión de unas 200 hectáreas. De entre muchos aspectos, quisiera recalcar las primeras viviendas fenicias de planta oriental; las tres murallas superpuestas, de los siglos VIII, V-IV y III a.C.; la bodega; el túmulo uno de la necrópolis de Las Cumbres, del siglo VIII a.C.; y una posible zona portuaria de casi siete hectáreas. 

P. El Diario de Cádiz recogió en un artículo estas palabras suyas: "La imbecilidad humana quiere destruir el pasado por considerarlo muerto, lo va suprimiendo del conocimiento, en las aulas de enseñanzas medias y universitarias. En cierto modo, y así lo creo, además de un error es un crimen cultural".  Son numerosos los estudiantes han asistido a la charla que ha impartido en la Universidad de Navarra. ¿Cree que los jóvenes valoran nuestro patrimonio?

R. Se quiere destruir el pasado porque se considera muerto. Este es un modo ignorante de considerar la Historia, porque no está muerta, sino que pervive en nuestros genes culturales. Su conocimiento nos ayuda a comprendernos individual y socialmente y las universidades tienen el gran compromiso de explicarla, de proporcionar contenido histórico y actual, porque su verdadero conocimiento nos hace libres, nos da argumentos para no depender de la interpretación aviesa e interesada y de su falseamiento.

En cuanto a los jóvenes, todo depende de cómo se les haya transmitido la importancia del pasado y del patrimonio que nos ha quedado en los textos y en los restos arqueológicos. Creo que, por desgracia, las Humanidades no constituyen un tema que se aborde con verdadero conocimiento, desde los institutos, las universidades y la sociedad. Y lo vamos a lamentar, porque este conocimiento es imprescindible para vivir en un mundo libre y civilizado. Se está formando a una juventud huérfana, carente de conocimiento que les proporcione criterios necesarios para la vida y para comprenderla.

En estos días estoy terminando uno de los capítulos del segundo tomo del libro “La Bahía gaditana en el origen de Occidente”, y uno de ellos lo he titulado “Las Humanidades, útiles en su inutilidad”. He releído el libro de Nuccio Ordine “La utilidad de lo inútil”. Un manifiesto que reclama el valor de las Humanidades y del conocimiento de lo que han aportado los que llamamos clásicos. Porque es necesario para conocernos. Creo que es muy necesario en el mundo que vivimos. Lo estamos viendo.

P. El pasado mes de septiembre presentó su último libro "Sobre el vino y la bodega del siglo III a.C de la Sierra de San Cristóbal". En colaboración con entidades navarras y aragonesas, la Universidad de Navarra ha colaborado en la edición de varios libros sobre los yacimientos de San Criz de Eslava y Los Bañales, respectivamente. Cada vez es mayor la producción académica y divulgativa. ¿Cree que este es el camino para recuperar el interés por nuestro patrimonio?

R. Tengo gran interés en la publicación y divulgación del pasado, porque quiero que lo que escribo se entienda y sirva para conocernos mejor y con más amplitud. El conocimiento nos hace libres y la libertad es necesaria para la existencia del hombre. Estos libros de carácter divulgativo, escritos con claridad para transmitir conceptos complejos, no pierden profundidad intelectual.

Los Bañales y Santa Criz son dos magníficos exponentes de uno de los mayores imperios de la Historia en el norte de España. Lo que conozco de las publicaciones que se han producido en torno a estos yacimientos, que he tenido la fortuna de visitar con el profesor Javier Andreu, lo explican con claridad. Regreso a El Puerto de Santa María con mucho agrado al ver el inmenso trabajo realizado, con medios más bien escasos, pero con una enorme ilusión, cómo se está formando a alumnos y se están elaborando trabajos, libros y tesis doctorales.

Solo queda felicitar al profesor Andreu por su inmenso trabajo y su ilusión por continuarlo. Creo que la participación de estos alumnos en las excavaciones y la realización de trabajos de grado, máster y doctorado en este ámbito de la Historia y de la Arqueología son los medios para recuperar el interés por nuestro patrimonio y tener el orgullo de haber nacido en un territorio con una historia tan importante.

P. ¿Hay algo que no le haya preguntado y que quisiera comentar?

R. Me voy de Pamplona encantado y satisfecho con esta visita, por haber podido visitar los yacimientos de San Criz de Eslava y Los Bañales y haber mantenido conversaciones sobre aspectos que nos unen. También por haber iniciado relaciones académicas mediante la creación de una cátedra de arqueología fenicia, con el objetivo de conectar Navarra con la bahía gaditana; fomentar la investigación y las relaciones internacionales; proporcionar a los alumnos la adquisición de nuevas experiencias; y ser útiles a la sociedad. La universidad no puede vivir en su torre de cristal, tiene que salir a la vida y ser útil. Es lo que pretendemos con los proyectos que espero que salgan adelante. Llevo para el sur recuerdos imborrables. Un saludo para la Universidad de Navarra y la Facultad de Filosofía y Letras. Espero y deseo que esta breve estancia haya constituido la continuación del comienzo de una colaboración estrecha, que empezó hace unos meses en los yacimientos fenicios del Castillo de Doña Blanca en la Sierra de San Cristóbal de El Puerto de Santa María.

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