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Volver Un astrofísico defiende en la Universidad de Navarra el diálogo entre Física y Filosofía en el estudio del universo

Un astrofísico defiende en la Universidad de Navarra el diálogo entre Física y Filosofía en el estudio del universo

Antonio Aparicio repasó los principales hitos en el conocimiento del cosmos con motivo de una conferencia organizada por el Grupo de Investigación en Ciencia, Razón y Fe

04/11/10 16:23
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Santiago Collado, subdirector del CRYF, y Antonio Aparicio, de la Universidad de La Laguna. FOTO: Cedida

El astrofísico Antonio Aparicio Juan, de la Universidad de la Laguna, repasó en la Universidad de Navarra la evolución del concepto de Universo y puso de manifiesto la importancia de mantener el diálogo entre Física y Filosofía a la luz de los actuales avances en Cosmología. El experto habló de estos temas con motivo una conferencia organizada por el Grupo de Investigación Ciencia, Razón y Fe y moderada por su subdirector, Santiago Collado, profesor de la Facultad Eclesiástica de Filosofía.

Antonio Aparicio Juan es profesor del departamento de Astrofísica de la Universidad de La Laguna, que también ha dirigido. Asimismo, fue fundador y presidente de la Asociación para el Avance de la Ciencia y la Tecnología en España (entre 1998 y 2001) y coordinador del Área de Enseñanza del Instituto de Astrofísica de Canarias y miembro de su Comité de Dirección entre 2003 y 2005. También ha investigado en el Instituto de Astrofísica de Andalucía en Granada, la Universidad de Padua (Italia), el observatorio del Roque de los Muchachos en La Palma, y los Carnegie Observatories (EE. UU.).

En su intervención ha defendido el diálogo entre la Filosofía y la Física. ¿De qué manera se complementan mutuamente?

Filosofía y Física son dos ámbitos distintos de la experiencia humana y de la forma racional de actuar que tiene el hombre. Sus métodos difieren bastante, incluso cuando tratan de averiguar cosas sobre la naturaleza. Así, la Física se basa en un análisis empírico de la naturaleza y busca leyes y reglas que describan el comportamiento de ésta. La Filosofía, por su parte, trata de abordar preguntas más generales, a menudo imposibles de ser contestadas por la Física. Ahí puede hacer su aportación. Por eso propongo un diálogo mutuo: no se puede hacer Filosofía de la naturaleza ignorando las leyes que encuentra la Física. Por otra parte, es indeseable quedarse exclusivamente en la ciencia porque ésta no da respuesta a las cuestiones más genéricas, entre ellas qué significa el origen del cosmos o que el universo tenga o no fin. 

¿Cómo se aplica esto al estudio del universo?

La Física obtiene leyes que permiten predecir comportamientos de la naturaleza. Con ella se llega a resultados empíricos. Sin embargo, cuando uno empieza a profundizar en una cuestión con el método científico, llega un punto en que empieza a depender de hipótesis cada vez más difíciles de contrastar. Ahí debe haber una contribución filosófica. Eso se está comprobando en la actualidad especialmente en la Cosmología.

¿Cómo ha evolucionado el conocimiento que tenemos del cosmos?

El descubrimiento en 1998 de que la expansión del universo es acelerada -no sólo se expande sino que cada vez lo hace más deprisa- ha revolucionado nuestro concepto de universo. Este hallazgo abre el siglo XXI y resulta muy interesante comparar la descripción del cosmos que tenemos hoy con la que había hace 100 años. En 1910, los expertos tenían una idea de que el universo no era más grande que la Vía Láctea. Se veía el cosmos como algo pequeño y contenido, no se tenía certeza de que existieran más galaxias fuera de la nuestra, no había una forma válida de medir distancias más allá de las estrellas próximas…

¿En qué cuestiones se están centrando las últimas investigaciones en este campo?

Resulta crucial averiguar qué son la energía oscura y la materia oscura. Constituyen dos ingredientes fundamentales del modelo estándar, de nuestra descripción de cómo funciona el universo: suponen el 96% del contenido del cosmos en esa explicación. Sabemos que la materia oscura se comporta como la materia normal en cuanto a la gravitación, pero no conocemos qué tipo de partículas están asociadas. En cuanto a la energía oscura, nos movemos en el ámbito de la pura especulación. Sólo sabemos de ella que si queremos que el universo a gran escala se comporte como estamos midiendo hace falta una componente que constituya el 70% de todo lo que hay en el universo, que es la energía oscura. Aunque se ha avanzado mucho en los últimos años, también es muy importante tener medidas más precisas y fiables de los parámetros fundamentales del universo: de la curvatura, de la densidad de masa de materia ordinaria y oscura…

En su conferencia ha hablado de los hitos marcados por científicos como Kepler, Newton o Einstein. ¿En qué línea irán los grandes descubrimientos del siglo XXI?

Es difícil hacer predicciones no para el próximo siglo, sino para los siguientes veinte años. Los aspectos más interesantes podrían ser aclarar en qué consiste la energía oscura, determinar los parámetros… Sin embargo, a lo mejor encontramos que en realidad la energía oscura es innecesaria porque los parámetros son distintos en algo esencial de lo que creemos que es ahora. Puede haber resultados muy imprevisibles.

¿El avance de las investigaciones sobre el cosmos dependen del desarrollo de la tecnología?

Muchos de los avances más revolucionarios sobre el universo han venido de la mano de adelantos muy significativos en los medios técnicos para la observación astronómica. Por ejemplo, la desaparición del concepto medieval del universo como una bola cerrada se produjo con la llegada del telescopio. Éste permitió descubrir, por ejemplo, que hay rocas en la luna o que la Vía Láctea, que a simple vista vemos como una mancha lechosa que cruza el cielo, está constituida por multitud de estrellas. Las leyes del movimiento de Kepler surgieron a partir de observaciones de los movimientos planetarios realizadas con instrumentos mucho más precisos que los que les precedieron. La consolidación de la idea de que dentro del universo hay muchísimas galaxias, entre ellas la Vía Láctea, tuvo lugar gracias a nuevos grandes telescopios que permitieron, además, obtener los espectros de galaxias débiles y establecer la idea de la expansión del universo. A su vez, el descubrimiento de que esta expansión es acelerada se realizó gracias a nuevas observaciones más precisas de supernovas muy lejanas. En resumen, no sólo dependemos de la medida de determinados parámetros; al mismo tiempo, requerimos instrumentos que supongan un paso significativo en precisión.

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