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Juan Luis Lorda: “La mejor obra que escribió Dostoyevski fue su vida, de la que viven sus novelas”

La Universidad conmemora al escritor ruso durante una jornada académica con motivo del 200 aniversario de su nacimiento


FotoManuel Castells/De izda. a dcha., Pablo Blanco, Juan Luis Lorda, Gabriel Insausti, Mónica Codina y Lucas Buch.

01 | 03 | 2022

“La mejor obra que escribió Dostoyevski fue su vida, de la que viven sus novelas”. Así lo afirmó el profesor de la Universidad, Juan Luis Lorda, durante la conferencia que impartió en la Jornada Académica ‘Dostoyevski: un profeta para tiempos de oscuridad’, organizada por el Departamento de Teología Sistemática de la Facultad de Teología.

Puesta en marcha con motivo de la celebración del 200 aniversario del nacimiento del escritor ruso, en ella participaron también los profesores Mónica Codina, Gabriel Insausti y Pablo Blanco, quien presentó y moderó la Jornada.

El profesor Lorda, doctor en Teología Dogmática, quiso destacar en su exposición el perfil cristiano y teólogo del escritor. Para ello hizo hincapié en las distintas etapas de su vida: “Un Dostoyevski profeta, en el que se da un ateísmo ilustrado (no nos hace falta Dios porque ya estamos salvados, vivimos bien). Después, un Dostoyevski cristiano, donde el autor es un joven ingeniero con ganas de literatura y pensamiento, pero marcado por las deudas debido a su entrega al juego y por el tiempo que estuvo condenado y detenido. En esta etapa tuvieron un papel clave las mujeres de su vida, especialmente su hija y su última mujer. Finalmente, la tercera etapa refleja a un Dostoyevski teólogo, que no elabora una teología pero sí piensa la fe. Hay un itinerario en su vida y una lucha que se refleja en sus personajes, con lo peor de sí mismo, el juego, y también el genio, pero con el triunfo cristiano de la compasión”.

En este sentido, recordó la cita del Evangelio de San Juan que tanto le gustaba al autor, que recogió en Los hermanos Karamazov y que también está escrita en el epitafio de su tumba: “En verdad os digo: si el grano de trigo no muere, queda infecundo”.

Por su parte Mónica Codina, doctora en Filosofía y profesora de la Facultad de Comunicación, centró su ponencia en ‘El carácter polifónico de la narrativa de Dostoyevski’. Una narrativa que, según explicó, permite conectarla con nuestra experiencia contemporánea del mundo: “Por un lado, porque anticipó el trasfondo ideológico y práctico de la revolución rusa de 1917; pero también porque, a través de la actuación de sus personajes, supo describir las consecuencias vitales que tienen las distintas formas de comprender el mundo, como sucede hoy, por ejemplo, con el conflicto entre Rusia y Ucrania”.

Asimismo, destacó que Dostoyevski era un intelectual en el que el debate ideológico entre la ilustración, los movimientos revolucionarios y el pensamiento cristiano se traducían en hechos de vida: “Y la vida misma hace evidente que, si el hombre transita determinados caminos, estos le llevan a la destrucción”.

Gabriel Insausti, doctor en Filología, traductor y poeta, fue el tercer ponente de la Jornada. En su intervención habló de la miseria y redención, especialmente apoyándose en el libro El Idiota. De Dostoyevski dijo que “no era un optimista antropológico” y que “era muy consciente de la miseria como punto de partida”. Hizo hincapié también en la paradoja y distancia enorme que existía entre los ideales de esa sociedad y la situación real en la que se encontraba, que llevó al estallido de la Revolución Rusa: “Por eso muchos de sus personajes sufren ante esa presencia del mal dentro de sí mismos y en el exterior. Ante ese mal, él piensa que debe ponerle remedio; al mismo tiempo, como es tan grande siente impotencia”.

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