ESPECIAL CORONAVIRUS | 1.6.2020
La solidaridad continúa por la red
El voluntariado de la Universidad de Navarra se reinventa durante el confinamiento y más de 240 personas, entre estudiantes y empleados, participan en 13 iniciativas que se desarrollan online
Procurar que nadie se sienta solo y aliviar el sufrimiento de los más vulnerables ha sido el objetivo de las acciones solidarias que se han puesto en marcha en la Universidad de Navarra para afrontar las consecuencias de la crisis del Covid19. Acompañar con una conversación, con una canción, con el relato de un cuento, con la lectura de una carta en momentos de angustia. Y también colaborar en la confección o fabricación de material sanitario para centros o residencias, ayudar en las tareas escolares o en la compra y reparto de alimentos. Estas son parte de las iniciativas impulsadas desde Tantaka, el banco de tiempo de solidario, desde que se inició el confinamiento y que la pandemia no ha conseguido parar.
Los voluntariados tradicionales se reinventaron contra el coronavirus y la solidaridad ha viajado por la red para ayudar a los más necesitados.
Tareas escolares a través de una videollamada
Ana Sánchez Alcázar, natural de Murcia y estudiante de Biología y Ciencias Ambientales; y Gresly Dayana Quintero Castillo, colombiana y alumna de Magisterio de Primaria, son dos de las voluntarias que dos o tres veces por semana ayudan a niños con recursos limitados a realizar sus tareas escolares. Aunque las dos ya habían participado previamente en alguna labor de voluntariado era la primera vez que colaboraban en una iniciativa online. “Ha sido una experiencia nueva. No sabes cómo va a resultar un voluntariado online pero he comprobado cómo a través de una vídeollamada puedo ayudar a esta niña, la voy conociendo y surge la confianza y el cariño”, explica Ana.
Gresly Dayana también había participado en el voluntariado de apoyo escolar que Tantaka desarrolla en el colegio Ermitagaña de Pamplona. “Ahora ayudo a una niña cubana que vive en Asturias. No dispone ni siquiera de ordenador en su casa pero me admira las ganas que tiene de aprender y el apoyo de su familia para que esta niña salga adelante y tenga una oportunidad”.
La confección y elaboración de material sanitario ha sido objeto de varias acciones de voluntariado. En el colegio mayor Goroabe varias residentes se pusieron manos a la obra y comenzaron a confeccionar batas para centros sanitarios, en colaboración con la empresa navarra Vinkova. Una de ellas fue Carmen García Baiges, estudiante de Arquitectura y natural de Jérez de la Frontera. “Dar un poco de tiempo a los demás me ayudó muchísimo. Estábamos entrando en exámenes y dedicaba casi todo el día a estudiar y a hacer proyectos pero no hay que olvidarse de aspectos más importantes. Este pequeño gesto me acerca un poco a la realidad que se está viviendo ahora en el mundo” asegura.
Y en el Cima, los empleados del laboratorio 208 comenzaron a fabricar alcogel que luego se ha enviado a residencias de mayores y otros centros asistenciales, en colaboración con la empresa Berry Superfos. “Debido a la escasez de suministros de gel desinfectante, empezamos a elaborar dosis a pequeña escala para distribuir dentro del centro. Poco a poco, empezamos a considerar la posibilidad de ayudar a más personas, ya que contábamos con los productos necesarios y el personal cualificado para elaborar mayores volúmenes, siguiendo las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud. Así nació el gel desinfectante “San Fermín 208”, en honor a nuestro patrón y al nombre de nuestro laboratorio”, explica el doctor Antonio Pineda-Lucena, director del Programa de Terapias Moleculares del Cima Universidad de Navarra.
Rocío Martín, de Pamplona y estudiante de ADE y Derecho, fue una de las 31 personas que se apuntaron para ir tres veces por semana a Mercairuña y colaborar en la selección de alimentos perecibles, que una vez empaquetados se han distribuido por el Banco de Alimentos entre más de 4.000 personas. “Las clases me dejaban tiempo libre, me comentaron si quería participar y sentí que era una opción en la que podía ayudar, haciendo llegar esta comida a otras personas”. Y Sheila Barrera, alumna del máster en Dirección de Personas en las Organizaciones, participó en el voluntariado de reparto de alimentos entre familias con escasos recursos desde Madrid. “Resulta gratificante evidenciar cómo una acción relativamente pequeña genera un gran impacto en la calidad de vida de las familias, que abren las puertas de su casa con alegría a pesar de las adversidades que enfrentan a raíz de la pandemia".
Ana Sánchez Alcázar
Gresly Dayana Quintero Castillo
Antonio Pineda-Lucena
Sheila Barrera
Raquel Suescun
Iñaki Yarza
Mikel Ostiz
Carmen García Baiges
Elena Saez