Autores: Campoy, C. (Autor de correspondencia); Chisaguano Tonato, A. M.; de la Garza Puente, A.; Sáenz de Pipaón, M.; Verduci, E.; Koletzko, B.; González Casanova, I.; Larqué, E.; Valenzuela, R.;
Moreno Villares, José Manuel; Gil, A.
Resumen:
Los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (AGPI-CL) son críticos para el crecimiento y desarrollo infantil, en particular los ácidos araquidónico (ARA, C20:4n-6) y docosahexaenoico (DHA, C22:6n-3). El ARA y el DHA son componentes de los fosfolípidos de las membranas celulares y desempeñan importantes funciones en la división, diferenciación y señalización celular, siendo el DHA el ácido graso de la serie n-3 predominante en el cerebro y la retina en desarrollo. Durante el tercer trimestre de la gestación, los AGPI-CL aumentan de forma sustancial en la circulación fetal, observándose un proceso de ¿biomagnificación¿ en el cerebro fetal. Además, los AGPI-CL son precursores de los eicosanoides y metabolitos implicados en la modulación de la intensidad y duración de la respuesta inmunitaria. La síntesis de AGPI-CL implica un complejo proceso de desaturación y elongación desde los precursores principales, el ácido linoleico (18:3 n-6) (LA) (serie n-6) y el ácido ¿-linolénico (20:3 n-3) (LNA) (serie n-3), por los cuales compiten las enzimas desaturasas (FADS) y elongasas (ELOVL). Es importante indicar que en los primeros meses de vida, como consecuencia de la baja actividad enzimática, la síntesis de AGPI-CL a partir de LA y LNA es reducida, especialmente en los niños con variaciones en los genes que codifican las FADS y ELOVL involucradas en la síntesis de AGPI-CL y que, por tanto, son incapaces de cubrir por sí mismos sus necesidades de ARA y DHA. Los homocigotos para el haplotipo A de las FADS (97 % de la población latinoamericana) muestran niveles de ARA y DHA de tan solo un 43 % y un 24 %, respectivamente, inferiores a los de los individuos con haplotipo D (más frecuente en Europa, África y Asia). La leche humana constituye la única fuente de LA, LNA, ARA y DHA para el recién nacido y el lactante hasta la introducción de la alimentación complementaria (AC). Los niños alimentados con fórmulas infantiles deben recibir las cantidades de LA, LNA, ARA y DHA suficientes para cubrir los requerimientos nutricionales. La nueva normativa de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) (2016) indica que las fórmulas infantiles de inicio y continuación deben contener entre 20 y 50 mg de DHA/100 kcal (0,5-1 % del total de ácidos grasos: más elevado que en la leche humana y en la mayoría de fórmulas infantiles comercializadas) sin la necesidad de incluir también ARA. Esta nueva regulación, que está vigente desde febrero de 2020, ha despertado una gran controversia, al no existir evidencia científica acerca de su pertinencia y seguridad para los niños sanos. Por ello, diferentes grupos de expertos internacionales han revisado la investigación publicada acerca del ARA y el DHA, y discutido diferentes cuestiones emergentes a partir de esta nueva directiva Europea. El grupo de expertos, liderado desde la Universidad de Granada (España), recomienda la adición de ARA en concentraciones iguales o mayores que las de DHA, alcanzando al menos el contenido presente en la leche humana (0,3 % del total de ácidos grasos), aunque preferiblemente un 0,5 % y hasta alrededor del 0,64 % del total de AG, hasta que nuevos estudios confirmen la ingesta óptima de ARA y DHA durante las distintas etapas del desarrollo. Esta recomendación podría ser de especial importancia para los niños portadores del haplotipo A de las FADS.