aula_abierta_itinerarios_21_titulo

Ruta por los retablos del Roncal

aula_abierta_itinerarios_21_4_texto

Retablo mayor de la ermita de la Virgen de Zuberoa

A mediados del mes de junio de 1672 el alcalde, jurados y vecinos de Garde pidieron licencia ante la autoridad eclesiástica para poner remedio al estado de ruina de la ermita de la Virgen de Zuberoa. Un cantero francés, Juan de San Martín, informó de que era de la opinión que había que levantar de nuevo el edificio, desde sus cimientos, con nuevos materiales, pues la piedra vieja no servía mas que para zaborras de los pastores. En el mismo sentido se expresó el abad de Garde. Maestros de distintos lugares acudieron a la subasta de las obras, que quedaron rematadas en el maestro José Fernández, arquitecto de Uncastillo. La tasación del retablo se llevó a cabo en marzo de 1700, aunque estaba prácticamente terminado en 1680. En 1702, el citado José Fernández declaró haber cobrado 2.756 reales. Entre las limosnas para las obras destacó el legado de un hijo de Garde, don Felipe de Atocha y Maisterra (1612-1667), armador y navegante, en agradecimiento a la Virgen de Zuberoa, que le había salvado de un peligro, del que gráficamente informaban una amarra de barco y una bala de cañón conservados secularmente en el santuario. Este hijo de Garde había dirigido al rey varios memoriales sobre la conveniencia de trabajar la lana en la península y uno muy curioso, en 1648, en el que comparaba la pobreza y despoblación de España con la del resto del mundo, aconsejando el modo de remediarlo. Don Felipe de Atocha fundó una capellanía y dejó dinero para repartirlo en el valle de Roncal y para sostener una escuela.

Excepcionalmente en el condicionado de las obras de la ermita se incluyó la obra del retablo y dos colaterales. Aquél tendría columnas salomónicas y se realizaría en año y medio a contar a partir de los dos años en que se estimaba que se construiría el edificio. La cronología del retablo será por tanto posterior a 1675.

El dorado de la pieza fue realizado, al igual que en el caso del retablo mayor de la parroquia por el maestro residente en la localidad, Joaquín Elizondo. La licencia para ello se obtuvo en 1704 y el coste ascendió a 200 ducados, que percibió el artista en 1717.

De planta recta, cubre toda la cabecera y se organiza en tres calles articuladas por salomónicas de uvas. Destacan en el compartimento de la titular unas salomónicas con el fuste recorrido de estrías helicoidales, que resultan de enorme rareza en la región. Pero lo verdaderamente excepcional en estas tierras es la utilización de lienzos en todos sus compartimentos. Uno de ellos es obra de Vicente Berdusán, con taller en la capital de la Ribera, del cual hay réplicas en Viana, Caparroso o Corella. No fue la única obra suya en el santuario, ya que los cuatro lienzos de los colaterales son suyos y están firmados algunos de ellos. La razón última de  los encargos de esta pintura y los lienzos de los colaterales del mismo santuario al afamado pintor establecido en Tudela desde tierras tan distantes geográficas de la Ribera de Navarra, hay que buscarla en la proximidad de sus habitantes y las relaciones humanas propiciadas por la emigración temporal de los pastores roncaleses a tierras de la Ribera del Ebro -las Bardenas Reales- con sus ganados. El propio mayordomo de la basílica de la Virgen de Zuberoa de Garde, Juan Beltrán, hizo su testamento en la localidad ribereña de Fustiñana en 1680, en donde falleció.

aula_abierta_itinerarios_21_4_imagen

Retablo mayor de la ermita de la Virgen de Zuberoa

aula_abierta_itinerarios_21_bibliografia

Archivos Parroquiales de Garde, Vidángoz, Isaba, Uztárroz y Roncal

Archivo Diocesano de Pamplona. Procesos

Archivo General de Navarra. Notaría de Roncal y Procesos

ARDANAZ IÑARGA, N., La catedral de Pamplona en el siglo de las Luces. Arte, ceremonial y cultura, Pamplona, Tesis doctoral sustentada en la Universidad de Navarra, 2011. Vid. http://hdl.handle.net/10171/20480

BOLOQUI LARRAYA, B., Escultura zaragozana en la época de los Ramírez 1710-1780,  Madrid, Ministerio de Cultura, 1983.

CHOCARRO HUESA, M., “El obispo Juan Rena, mediador y mecenas artístico de la catedral de Pamplona”, Príncipe de Viana, 256 (2012), Ejemplar dedicado a: Estudios sobre el Patrimonio Cultural y las artes en Navarra en torno a tres hitos 1212-1512-1812, (coord. por Ricardo Fernández Gracia), págs. 587-601.

CLAVERÍA ARANGUA, J., Iconografía y santuarios de la Virgen en Navarra, vol. I, Madrid, Gráfica Administrativa, 1942.

ECHEVERRÍA GOÑI, P., Policromía del Renacimiento en Navarra, Pamplona, Gobierno de Navarra, 1990.

GARCÍA GAÍNZA, M. C., La escultura romanista en Navarra. Discípulos y seguidores de Juan de Anchieta, Pamplona, 1969.

GARCÍA GAÍNZA, M. C. et alt., Catálogo Monumental de Navarra, IV* y IV**. Merindad de Sangüesa, Pamplona, Gobierno de Navarra - Arzobispado de Pamplona -Universidad de Navarra, 1989 y 1992.

FERNÁNDEZ GRACIA, R., El retablo barroco en Navarra, Pamplona, Gobierno de Navarra, 2003.

FERNÁNDEZ GRACIA, R., “Los géneros escultóricos”, El arte del Barroco en Navarra, (coord. R. Fernández Gracia), Pamplona, Gobierno de Navarra, 2014, págs. 175-271.

GÁRRIZ, J., La villa de Garde en el Valle del Roncal. Ensayo de una monografía parroquial, Pamplona, Casa Editorial de G. Huarte, 1923.

HUALDE, F., “De cuando los Ezquer cruzaron el charco”, Diario de Noticias de Navarra, 18 de agosto de 2008.  http://patrimonionavarra2.blogspot.com.es/2010/09/18-de-agosto-de-2008.html

MORALES SOLCHAGA, E., “El gremio de San José y Santo Tomás de Pamplona hasta el siglo XVII”, Príncipe de Viana, núm. 239 (2006), págs. 791-860.

URANGA, J. E., Retablos navarros del Renacimiento, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1947.

aula_abierta_itinerarios_21_mapa