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Ruta por los retablos del Roncal

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Retablo de la ermita de Nuestra Señora de San Salvador de Urzainqui

El retablo es obra de Francisco Pejón, perteneciente a un clan de artífices que se sucedieron en tres generaciones, originarios de la localidad aragonesa de Sos del Rey Católico, que trabajaron en Navarra en el segundo y tercer cuarto del siglo XVIII. El primero de ellos, Francisco Pejón, el viejo, aparece documentado a fines de la década de los treinta y comienzos de la de los cuarenta, entre 1737 y 1743, en algunas localidades del valle del Roncal (Urzainqui, Roncal y Burgui) y Tafalla, llegando a examinarse en Pamplona para ejercer su oficio en 1739.

Este retablo es la primera obra documentada del maestro en Roncal y Navarra. El contrato para su realización fue rubricado en dicha localidad el 8 de octubre de 1737. Los promotores de la obra fueron, en este caso, cuatro vecinos de la villa comisionados para tal efecto, “llevados de piedad y mirando a la mayor decencia y culto de María Santísima en la basílica llamada de San Salvador de dicha villa, y hallándose su retablo muy antiguo y maltratado, deseando hacerlo de nuevo....”. El diseño para la ejecución del retablo corrió a cargo del propio Francisco Pejón y, ajustándose a él lo llevó a cabo por 3.400 reales, en un plazo que finalizaba en marzo de 1738.

La pieza se relaciona con modelos anteriores, aunque también presenta sus rasgos originales propios del momento en el que se construyó. El gran protagonismo es de la decoración en estructuras y postigos, exquisitamente tallados con molduras geométricas. Su planta se adapta a la cabecera del templo y en sus alzados se suceden un alto sotabanco, banco con ménsulas, cuerpo único subdividido en tres calles de similares proporciones y ático curvo con cascarón de escasa profundidad. Las ménsulas avolutadas del banco incorporan junto a su rica talla figuras de niños, dos con el escudo del valle del Roncal y los otros dos con túnica; su colocación al frente y de perfil proporcionan movimiento a las estructuras de la pieza. La articulación de las calles del cuerpo se realiza mediante columnas salomónicas vestidas de talla rizada y capitel compuesto. Un rasgo distintivo del maestro lo constituyen las formas cilíndricas y curvas de los dados del entablamento que se relacionan con algunos retablos aragoneses del momento de San Carlos Borromeo de Zaragoza, y de la fachada de la Universidad de Valladolid, trazada por el carmelita fray Pedro de la Visitación en 1715. 

La iconografía obedece a devociones particulares de la localidad. Presenta tallas de su misma época, con la excepción de la titular, que es una imagen medieval del siglo XIV. En las hornacinas laterales aparecen San Juan Bautista y San Sebastián, el ático está presidido por la figura del Salvador, antigua advocación del templo, y a sus lados se veneran las imágenes de San Antonio y San Pedro Nolasco. El dorado de todo el conjunto fue realizado por Francisco de Ariño y data de 1741. Se hizo por el común procedimiento de pedir limosnas tal y como se señala en varias inscripciones que rezan: “ESTA OBA. SE A DORO. DE LIMO ESTA OBA. SE ADORO. DE LIMOA  EL AÑO DE 1741 FRANCº DE ARIÑO LO DORO”. El oro revaloriza las distintas partes del retablo, especialmente todas las ornamentales y además de dignificar la pieza ha colaborado, como en otros casos, al fortalecimiento de la de la madera y su conservación.

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Retablo de la ermita de Nuestra Señora de San Salvador de Urzainqui

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Archivos Parroquiales de Garde, Vidángoz, Isaba, Uztárroz y Roncal

Archivo Diocesano de Pamplona. Procesos

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