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Ruta por los retablos del Roncal

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Retablo de la ermita de Nuestra Señora del Patrocinio de Uztárroz

Para esta nueva ermita levantada en 1756, realizó el retablo mayor el maestro Miguel Ayerdi, concluyéndolo para 1762. El citado autor había realizado años atrás la caja del órgano de la parroquia de Isaba (1751), la sillería de Vidángoz (1759) y había competido por la adjudicación del colateral, la Virgen del Rosario de Roncal (1754), con Francisco Nicolás Pejón, que acabó adjudicándoselo.

Las líneas movidas del retablo, así como los soportes abalaustrados lo filian con modelos de la época rococó y lo relacionan con obras de Francisco Nicolás Pejón. Su traza se compone de banco con pedestales, cuerpo de tres calles articulado por balaustres y capiteles suspendidos y ático de diseño mixtilíneo entre machones con aletones. La Virgen del Patrocinio es lo mejor de su imaginería y junto a la Virgen de la Merced de Tudela es el único caso que conocemos en que aparece la imagen de María con pequeñas figuras que imploran, a modo de donantes, a pequeña escala bajo sus pies. En las calles laterales se ubican San Cristóbal y un santo obispo, mientras que el ático lo preside una santa mártir, seguramente Santa Engracia, titular de la parroquia. En el remate hay un relieve con la imagen del Sagrado Corazón.

La imagen titular realizada con la delicadeza que no tienen los bultos del resto del conjunto fue traída de la capital aragonesa y constituye uno de los escasos ejemplos de esa advocación en tierras navarras, ya que únicamente en Milagro, Oteiza y Sumbilla se localizan imágenes de la Virgen bajo ese título. Sin embargo, la de Uztárroz es la única de todas ellas que se adapta a la iconografía de la citada advocación, con el manto desplegado para acoger en este caso a un caballero con casaca dieciochesca, un papa, un rey y un canónigo, todos ellos arrodillados. El origen del tema de la Virgen del Patrocinio o de Misericordia quizás esté en un pasaje del Dialogus miraculorum, escrito hacia 1220 por el monje cisterciense Cesario de Heisterbach, en donde narra la visión de un monje que vio en el reino de los cielos a la orden del Cister bajo el manto de María. A partir de aquella visión, se sucederían diferentes versiones en las artes figurativas tendentes a expresar el efecto que la misericordia de la Virgen proporciona a sus hijos predilectos. De los cistercienses pasaría a otras órdenes religiosas y de éstas a cofradías, a los fieles en general,  los pecadores y las almas del purgatorio. El manto de María se convertía en protector y amparo para los creyentes, de la misma forma que cuando se legitimaba o adoptaba a un niño, se le cubría solemnemente con él.

En la pintura española del Renacimiento y del Barroco abunda el tema del patrocinio de la Virgen, como muestran los señeros ejemplos de la Virgen de la Misericordia del Greco, la Virgen de los navegantes de Alejo Fernández o la de los cartujos de Zurbarán. Era la forma gráfica de manifestar que un cabildo catedralicio, un colegio, una comunidad o un pueblo se ponía bajo la protección de la Virgen en sus múltiples advocaciones, o bajo la de un santo, muy particularmente de San José. Con ello se trataba de alcanzar, por su intercesión y valimiento ante Dios, el remedio para una necesidad o la protección.

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Retablo de la ermita de Nuestra Señora del Patrocinio de Uztárroz

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Archivos Parroquiales de Garde, Vidángoz, Isaba, Uztárroz y Roncal

Archivo Diocesano de Pamplona. Procesos

Archivo General de Navarra. Notaría de Roncal y Procesos

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