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Volver El verdadero DNA de la profesión médica

Javier Álvarez-Cienfuegos , Director Ejecutivo del Consejo Asesor Director del Departamento de Cirugía General, Clínica Universidad de Navarra

El verdadero DNA de la profesión médica

lun, 26 abr 2010 08:38:35 +0000 Publicado en Diario de Navarra

Hace unos días, concluía en New York la Conferencia de Donantes de Haití. Han transcurrido varias semanas del terremoto que asoló a la población de Puerto Príncipe el pasado 12 de enero, cobrándose más de 250.000 muertos; dejando a 1.000.000 de personas sin hogar y cientos de miles con secuelas físicas y psíquicas en un país donde el 80% de la población sobrevive en el umbral de la pobreza.

He tenido la oportunidad de conocer de primera mano (por los especialistas de la Clínica Universidad de Navarra que se desplazaron a Haití durante las primeras 36 horas tras el terremoto) los efectos devastadores sobre una población muy joven. He podido escuchar y ver las imágenes que no mostraban las portadas de los periódicos o los noticieros de las cadenas de televisión; lo que había "detrás" del tapiz de las noticias y reportajes. Una población abandonada, aterrorizada, que deambulaba como "ausente" en busca de ayuda y que hacinaba sus enfermos, y en ocasiones cadáveres, a las puertas de los escasos -no más de cinco hospitales que permanecían en pie. Todos relatan que lo primero que les llamó la atención fue el "olor-hedor" nauseabundo fruto de la descomposición y putrefacción de cadáveres, basura y residuos orgánicos.

Allí se desplazaron unos pocos profesionales de la Clínica Universidad de Navarra (dos anestesistas y tres cirujanos generales) además de varios miembros de la DYA de Navarra, Samur de Madrid, Sem de Cataluña, etc. Llegaron en las primeras 36 horas, en medio de réplicas sucesivas del terremoto. En las dos primeras semanas atendieron a más de 2.200 pacientes, realizaron desde intervenciones mayores a curas sencillas, partos, etc., sin agua corriente, sin luz, sin respiradores. Pusieron de nuevo en marcha el Hospital Universitario de La Paz, asolado y abandonado, devolviéndolo casi a la normalidad.

En su tarea asistencial, implantaron medidas de seguridad para los enfermos, evitando complicaciones y aliviando el dolor. Han redescubierto el valor de la Ketamina, asociada a bajas dosis de benzodiacepinas como hipnótico y analgésico, permitiendo la ventilación espontánea sin complicaciones.

Allí fueron sin dudarlo un instante. Se encontraron con una de las situaciones de angustia, desesperanza y abandono más tremendas que puede uno imaginar; pero supieron darle la vuelta (en términos de generosidad, de entrega) y ponerse a favor del otro. Volvieron cansados, agotados. Tengo que disculparme por no haber escrito antes estas líneas expresándoles mi profunda admiración y agradecimiento por demostrarnos el valor de la generosidad, de la audacia propia de los que se olvidan de sí mismos y acudir donde se les necesita. A medida que pasan los días y conocemos más datos de su actividad, más se realza su valor. Gracias por recordarnos el verdadero "DNA" de la profesión médica. Tengo que pedirles queme -nos- lo recuerden y que no dejen que su ejemplo caiga en el olvido de nuestra sensibilidad encallecida, y en muchas ocasiones anestesiada, por la sociedad líquida en la que vivimos, más entregada al narcisismo y vedettismo.