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José Luis del Pozo, , especialista del Área de Enfermedades Infecciosas de la Clínica Universidad de Navarra

Infección protésica

mié, 25 sep 2013 12:14:00 +0000 Publicado en Diario de Navarra y los medios del grupo Vocento

Las prótesis articulares (rodilla, cadera, hombro,...) han supuesto un gran avance sanitario que ha mejorado enormemente la calidad de vida de nuestros pacientes. En España se colocan unas 30.000 prótesis al año. La infección asociada a prótesis articular (IPA) es la complicación más severa, ya que en muchas ocasiones requiere de tratamientos largos y complejos, y además presenta una elevada morbilidad asociada (retirada del implante, pérdida de función, amputaciones) y, por tanto, un incremento del coste sanitario.

Afortunadamente, su incidencia es baja, y oscila en torno al 2% de las artroplastias primarias de rodilla y cadera.

Los microorganismos que causan este tipo de infecciones suelen formar parte de la flora cutánea. Existen diversas clasificaciones en función del tiempo de aparición y el contexto clínico. Las más importantes son: las infecciones postoperatorias tempranas (35%) y la infección tardía crónica (50%), aquella que debuta al menos un mes después de la cirugía, y que es la que presenta don Juan Carlos. Esta última se caracteriza por una clínica larvada, habitualmente en forma de dolor articular mecánico o inflamatorio aislado, sin otros signos sugestivos de infección. Estas infecciones están causadas por patógenos poco virulentos.


El abordaje de la IPA debe ser multidisciplinar, implicando a traumatólogos, infectólogos y microbiólogos. Así, cuestiones referidas a la terapia antimicrobiana como son su correcta elección, dosis, duración, vía de administración o necesidad de un tratamiento combinado, carecen de respuesta definitiva, de ahí la importancia de la individualización del tratamiento, cuyo objetivo debe buscar la erradicación del microorganismo sin perjudicar la funcionalidad de la prótesis y la calidad de vida del paciente. Encontrar el equilibrio entre una terapéutica agresiva y el bienestar del enfermo no siempre es factible. En este caso, la retirada de la prótesis es fundamental, pero no es menos importante el correcto tratamiento antibiótico, que puede prolongarse desde un mínimo de ocho semanas, hasta de por vida cuando fracasa el recambio en dos tiempos.