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Álvaro Ferrary, Profesor de Historia Contemporánea

Suárez, siempre "tirar para adelante"

mar, 25 mar 2014 11:41:00 +0000 Publicado en Diario de Navarra
Con el fallecimiento de Adolfo Suárez desaparece la personalidad más decisiva, junto al Rey Juan Carlos, en el éxito de la Transición española. El encuentro con don Juan Carlos en Segovia, en enero de 1969, donde Suárez era Gobernador Civil, marcó en su biografía política un punto de inflexión. Entre ellos enseguida surgió algo mucho más profundo que una amistad intensa. Suárez vio en Juan Carlos a la persona idónea para construir un futuro sin Franco, al que pudieran incorporarse en paz todos los españoles. Fue entonces cuando Suárez tomó la decisión de ligar su carrera política a la figura del futuro Rey.

La gran oportunidad se le iba a presentar apenas cuatro meses después de la muerte de Franco, en marzo de 1976, en la remodelación del gobierno Arias Navarro que llevó a Fernando Herrero Tejedor (su gran amigo y protector) a la Secretaría General del Movimiento y a Suárez al cargo de Vicesecretario General de dicho organismo.

A partir de entonces, Adolfo Suárez iba a desplegar una actividad incesante. Ésta ya no pararía hasta consumarse el proceso de transición política a la democracia.

Estar situado al frente del Movimiento Nacional, el lugar donde se concentraba el poder territorial del aparato del Estado, proporcionó a Suárez una inigualable plataforma de acción que iba a saber muy bien cómo aprovechar. Frente a las convulsiones del terrorismo, ante las tensiones provocadas por los inmovilistas del llamado búnker, su acción iba a consistir en "no parar", en "no dudar", en siempre "tirar para adelante" y, sobre todo, en "moverse con la mayor rapidez" para adelantarse a todos.

A su nombramiento como Presidente del Gobierno en julio 1976 por el Rey (contaba con 43 años), siguió la aprobación por las Cortes de la Ley para la Reforma Política, el 18 de noviembre de 1976. Operación compleja, en absoluto de entrada abocada al éxito; pero felizmente culminada, en diciembre de 1978, con la aprobación de la Constitución.

Adolfo Suárez había desarrollado su aprendizaje en un sistema autoritario, en donde la política era el privilegio del poder. Dicho aprendizaje le iba a resultar crucial para desmontar el franquismo, para poder llevar a buen puerto su empeño de incorporación de todos los españoles en un nuevo marco democrático, fundado en las libertades y en la concordia.

Adolfo Suárez González, un gran hombre, un gran político, un gran español.