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Volver Una pequeña demostración del poder de la naturaleza

Antonio Aretxabala Díez,, Geólogo. Profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra

Una pequeña demostración del poder de la naturaleza

vie, 25 ene 2013 13:21:00 +0000 Publicado en ABC y periódicos del grupo Vocento

 

El 22 de marzo de 2013 será el oficialmente día mundial del agua (ONU). Enero de 2013 ya pasará a la historia como unos de los meses más lluviosos de la historia de muchas comarcas españolas; ciclogénesis explosivas, inundaciones, acuíferos y pantanos ya llenos son algunos de sus regalos, pero nunca llueve a gusto de todos. Lo peor: se nos ha llevado varias vidas, y aún no se han contabilizado las pérdidas, aunque hablar de cientos de millones de euros, quién sabe si se compensará con el atesorar tan preciado elemento en nuestras reservas externas y subterráneas. ¿Qué nos pasa con el agua en España?

El agua tiene un poder y una fuerza de los que muchas veces no somos conscientes. Por ejemplo, el papel fundamental de la erosión del agua sobre la cadena montañosa Hercínica del oeste de España alcanzaba unas alturas similares al Himalaya en Castilla; hoy aparece como una meseta levemente abombada con rocas profundas de la antigua cadena, se encontraban originalmente a varias decenas de kilómetros de profundidad. He ahí una muestra del poder que tanto se le subestima a esa parte que esculpe incluso un 60% de nuestros cuerpos. Muchos especialistas en tectónica ni se lo plantean.

El levantamiento de las cadenas de montañas tiene un efecto innegable en el cambio climático del planeta. William F. Ruddiman es un pionero y vivaz observador que habla de cómo a su vez el levantamiento tectónico de una cadena de montañas y su posterior erosión la vuelve a levantar por rebote isostático, lo cual convierte la tenacidad del líquido elemento en un factor decisivo en el cambio climático del planeta. El Himalaya ha cambiado el clima de toda la Tierra, el tesón del agua ha sido su motor. Desde que Edmund Hilary culminara la cima del planeta por primera vez en 1953, ya se ha movido medio metro; millones de toneladas de rocas han sido arrancadas del coloso de la Tierra, todo ese peso perdido propicia su levantamiento. Identificar el esculpido del agua con la tendencia al aplanado es un error, hay mucho más en este mundo vivo.

Los movimientos isostáticos, empujes, levantamientos, también se dan a escala local, las dinámicas piezas que componen la Tierra también nos traen disgustos, sorpresas, inseguridad; sentimos esa dinámica como algo muy superior a nosotros, el agua puede ser mansa, inofensiva, refrescante, higiénica, pero también puede hacer gala de su vasto poder. Los habitantes de la Loma de Úbeda sufren desde octubre ese despliegue de autoridad bajo sus pies, y es que más de un millar y medio de terremotos les recuerdan cada día, cada minuto quién manda en el continuo modelado del mundo, desde arriba y desde abajo, desde el principio, ahora y para siempre.

Un mundo que a su vez crece, en tamaño y en población, cada año hasta 100.000 toneladas de materia estelar caen sobre la corteza, la atmósfera o los océanos, nuestra ventana al universo, la ionosfera, casi siempre se encarga de entregárnosla digerida, la radiación solar es tan poderosa ahí arriba como aquí lo es el agua, allí se rompen hasta las moléculas, algunas de las cuales orbitan saturadas o desnudas de electrones, lo que contribuye así a una dinámica enigmática cuyo adicional aporte de materia abre un fascinante debate.

¿Y la población? Cada año somos unos 80 millones de almas más, casi dos veces el total de españoles sobre la Tierra, nuestra necesidad de agua potable es de 64 mil millones de metros cúbicos más cada año. Los espacios de encuentro sin embargo son cada vez más estrechos, lo que hace que la brecha entre los que la disfrutan y los que no, que son la inmensa mayoría, se convierta en abismo; ya se habla de guerras por el agua, otra faceta de su poder sobre el ser humano. Y cómo no, también a escala local sucede lo mismo. En España no nos llevamos del todo bien con el agua, esta ciclogénesis explosiva ya nos ha costado varias vidas, pérdidas cuantiosas, inundaciones, desprendimientos, anegaciones, miles de incidencias se pueden contabilizar en los últimos días.

¿Cómo vive la población afectada por inundaciones, desprendimientos y demás, las demostraciones de fuerza del agua? Hace unos años un estudio concluyó que un 60% de la población española golpeada por estos estos fenómenos cree que la responsabilidad de que se produzcan inundaciones dañinas reside en la falta de previsión de las administraciones; a la hora de concretar, esta imprevisión se percibe como una inadecuación de las infraestructuras de defensa, lo que las convierte en ineficaces. Es interesante destacar el que se atribuya a las administraciones municipales y autonómicas una responsabilidad del doble que a la del gobierno de la Nación. La extraordinaria complejidad del entramado jurídico español sobre la gestión del agua y la confusión derivada de su frecuente uso en el ámbito de los enfrentamientos políticos son responsables, mucho más que su desequilibrado reparto. Tan sólo un 20 % cree que es culpa de los habitantes afectados.

Es posible que España tenga que replantease muchas cuestiones concernientes a la gestión, la convivencia y el poder del agua. La implantación de políticas preventivas y optimizadoras, acordes con los rasgos ambientales, geológicos, climáticos, y de distribución del territorio, se advierten aún como algo difuso y limitativo de desarrollo económico. Las actuaciones post-catástrofe se orientan mucho más hacia una exigencia de recuperación de la situación igual a la anterior que hacia la posibilidad de impulsar nuevas políticas para impulsar la resistencia futura y la resiliencia. Una muy minoritaria opinión, menos del 10%, culpabiliza a los condicionantes naturales del territorio. Está claro que sobre el agua hay bastante desinformación, pues se trata de un discurso vertical, si nuestros dirigentes insisten en sus grandilocuentes "soluciones definitivas" mucha gente acaba adoptando esa visión como la única posible, una muestra más de la deficiencia pedagógica de nuestras instituciones y medios de comunicación de masas; no se divulgan soluciones resistentes y resilientes a medio y largo plazo, se resalta lo inmediato, lo catastrófico, aunque el agua ha demostrado siempre que ante la inmediatez es indiferente.