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Reyes Calderón Cuadrado, Escritora y profesora de la Facultad de Económicas

Independencia

dom, 24 abr 2016 12:57:00 +0000 Publicado en La Razón

La independencia es la niña bonita del gobierno corporativo. Académicos, inversores, reguladores cantan las bondades de un consejo de administración con mayor proporción de independientes. La independencia minimiza conflictos entre ejecutivos y accionistas, controla la transparencia y fidelidad de la información financiera, añade confianza a los inversores…

Y esto pese a que los análisis empíricos no demuestran que mayor independencia implique mejores resultados corporativos. Pero, ¿qué significa independencia? Los reguladores definen el esquivo término por estatus: independiente es el no-ejecutivo, no-empleado, no-interesado...

Comprobada ex ante esa barrera de ingreso, el valor se da por supuesto. Opino que siendo necesario, no es suficiente. Tengo para mí que independiente es la persona capaz de tomar decisiones prudentes en situaciones complejas, mirando por el bien de la compañía y sus accionistas, sin dejarse influir por otros consejeros, otros empoderados sociales o políticos, u otros accionistas significativos. ¿Y por qué mantendría su independencia resistiendo todas esas presiones? Por una sola razón: su reputación es su principal activo. Sin ella, sería un aspirante a no-ejecutivo. Y la reputación se gana en años y se pierde en cinco minutos. Cinco minutos de no-independencia.