Nicolás Serrano, Profesor de Tecnun. Escuela de Ingenieros de la Universidad de Navarra
La respuesta digital a la alerta sanitaria
El proceso de cambio que se preveía que llevaría años en muchas actividades se está produciendo en cuestión de días
Hemos visto la noticia de que los grandes operadores de telecomunicaciones han pedido que los usuarios prioricen el uso de datos. Si bien es algo que nos podría preocupar en un momento en el que dependemos de manera tan crítica de las comunicaciones digitales, por otra parte, nos da seguridad el hecho de que provenga de los propios operadores y no sea una queja de los usuarios que han visto cómo la calidad de su servicio se ha visto afectado.
Esto quiere decir que los sistemas estaban preparados para el incremento del uso que todos estamos experimentando estos días, y que, probablemente, continuará en las siguientes semanas.
El paso de forma masiva al teletrabajo y a la educación a distancia conlleva, por una parte, el cambio de hábitos y de la forma de trabajo del mundo laboral y de los estudiantes. Pero, por otra, requiere la respuesta de los sistemas digitales. Afortunadamente la evolución de la tecnología digital está en un punto en el que ha podido responder a estas necesidades, tanto con las herramientas necesarias como con la capacidad de transmisión de datos.
No ha sido necesaria, en la mayoría de los casos, la adquisición de nuevas aplicaciones, sino la extensión de su uso a otros ámbitos y a todos los usuarios. No han aparecido herramientas nuevas. Lo que ha ocurrido es que las que ya se utilizaban de forma más concreta, se han convertido en la herramienta habitual de trabajo. Además, el uso de aplicaciones alojadas en la nube ha hecho que este cambio se realice de forma prácticamente automática sin la necesidad del proceso de adquisición habitual en las empresas y que en estas circunstancias podría haber sido más complejo.
El trabajo de los servicios de informática de las organizaciones ha sido mayor en el campo de formar y resolver dudas que en la compra e instalación de nuevos sistemas, para los cuales tampoco había demasiado tiempo.
En la Universidad de Navarra hemos constatado, igual que en otras organizaciones, como hemos cambiado nuestra forma de trabajo y del proceso de aprendizaje de profesores y estudiantes en un fin de semana. El martes comenzaron las clases por medios digitales y centenares de profesores y miles de estudiantes participaron sin apenas incidencias. Algún profesor, incluso comentaba que acudían más alumnos a las clases online. Otros alumnos decían que para algunas materias era mejor, porque al estar grabado podían volver a los puntos que no les habían quedado claros.
La alerta sanitaria tiene sin ninguna duda un gran impacto negativo en la actividad económica y laboral. Para algunos sectores, sin embargo, puede suponer un impulso en la digitalización de éstos, siendo uno de los mayores retos a los que se enfrenta la sociedad, salvando la situación de emergencia que atravesamos.
El proceso de cambio que se preveía que llevaría años en muchas actividades se está produciendo en cuestión de días. Como suele ocurrir con los cambios tecnológicos, la tecnología va por delante de su incorporación por las personas y las empresas. Por ejemplo, Intel fabricaba microprocesadores antes de que nadie viera la necesidad de los ordenadores personales. Así nos hemos encontrado ahora con que un gran número de actividades y empresas eran capaces de dar nuevos servicios y operar de forma digital sin haberlo hecho hasta que lo han exigido las circunstancias.
La alerta pasará, pero los retos de la digitalización, la automatización, la robotización y la inteligencia artificial van a seguir siendo cada vez más importantes, aunque no los veamos tan urgentes. Y lo importante es lo importante, a pesar de su urgencia. Las crisis conllevan procesos de transformación y una vez superadas pueden suponer un fortalecimiento si se afrontan y resuelven de la forma correcta.
La era digital se rige por la ley de Moore, precisamente cofundador de Intel, que dice que las capacidades de la tecnología digital se doblan cada 18 o 24 meses. Este doblar en valor recuerda a la leyenda del invento del ajedrez, en el que el sultán quiso recompensar a su inventor con lo que pidiese, y éste pidió rellenar el tablero del ajedrez con un grano en la primera casilla. El doble en la segunda: 2, el doble en la siguiente: 4, y así sucesivamente. El sultán dijo que se lo dieran, pero el cálculo mostraba que no había suficiente trigo en todos los campos. Esta evolución exponencial es la misma que la que se está produciendo en la tecnología digital. Y, desde sus comienzos, ya estamos situados por encima de la casilla 32, en la segunda parte del tablero de ajedrez, donde los números son muy elevados y cada año se elevan más.
Ahora ha habido un aumento cuantioso del uso de datos y como piden las operadoras, debemos hacer un uso responsable de los mismos priorizando el teletrabajo y la enseñanza. Aunque sé que se resolverá, puesto que los problemas técnicos suelen resolverse. La adaptación al nuevo entorno digital no es sólo cuestión de técnica, requiere de un cambio en las personas, las organizaciones y los gobiernos. Podemos aprovechar esta experiencia para ser conscientes del cambio que se avecina y actuar para ser los actores y no los afectados por él.