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Domingo Pellicer Davina, Profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra

Juan Jesús Iribarren, in memoriam

dom, 23 dic 2018 13:12:00 +0000 Publicado en Diario de Navarra

Cuando allá por el verano de 1.964 se iniciaba la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra, se pensó que una carrera tan práctica como aquélla requería profesores también experimentados en la práctica, los Profesores Asociados, de amplia tradición en las carreras técnicas. Así, para cuando llegase el momento de impartir las asignaturas que lo requiriesen, era preciso contar con tales profesores. Juan Jesús Iribarren Onsalo, Doctor Ingeniero Industrial y durante muchos años Ingeniero Municipal de Pamplona, era uno de ellos: recibió el encargo de ilustrar a los futuros Arquitectos en todo aquello que tuviese que ver con electricidad e iluminación en Arquitectura, ardua tarea para unos alumnos ya en cuarto, impacientes por enfrentarse a grandes cuestiones de diseño pero todavía perturbados por minucias tecnológicas como éstas de los vatios, voltios, amperios y lúmenes.

Juan Jesús comenzó sus clases en la Escuela en octubre de 1967 como Profesor de Electrotecnia y Luminotecnia en cuarto curso, permaneciendo en ese puesto hasta su jubilación, en 1998. Yo mismo fui su alumno durante el curso 1.971-72

Como Profesor Asociado tenía que compaginar su labor en el Ayuntamiento con horario de mañana, con el horario docente; así que no le quedaba más remedio que impartirla por la tarde: su clase era la típica de las cuatro de la tarde, como era habitual con todas aquellas impartidas por profesores asociados que además eran funcionarios, con horario de mañana. Además de su dominio en la materia,- algo que se daba por supuesto, dada su titulación, Juan Jesús era un notable especialista en aves y como consecuencia de ello, persona paciente y muy afable.

Como en la asignatura resultaba poco atractiva y se impartía además a la hora de la siesta, los alumnos solíamos derivar el tema hacia las aves y a veces lo conseguíamos. Los compañeros de la primera promoción nos habían comentado cuánto aprendieron de Juan Jesús ,- el “Chispas”, como ellos lo motejaron y que perduró durante su paso por la Escuela,- sobre el Quebrantahuesos durante sus clases; pero nosotros pudimos comprobar entre voltio y voltio que no había pájaro en Navarra que no cupiese en su zurrón de conocimientos.

Transcurrido el tiempo, ya como Director de Estudios, pude apreciar con qué seriedad se planteaba el equilibrio entre su disciplina y la Arquitectura, para colaborar, con todos los profesores de las áreas técnicas de la Escuela, en la intención de insinuar a los alumnos que “hay algo más tras el diseño arquitectónico”…, el servicio desde la profesión. Lo hacía con extrema delicadeza y total comprensión: en mi propia experiencia como alumno de Juan Jesús y luego, como Director de Estudios, no he tenido noticia nunca de ningún suspenso. Ahora, sin duda gozas del mejor sobresaliente, querido Juan Jesús.