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Volver La infancia de Jesús, de Benedicto XVI. ¿Un Dios-Niño?

Pablo Blanco, Profesor de Derecho Canónico

La infancia de Jesús, de Benedicto XVI. ¿Un Dios-Niño?

mié, 21 nov 2012 14:39:00 +0000 Publicado en ABC

«No se trata de un tercer volumen, sino de un pórtico de entrada a los dos volúmenes anteriores sobre la figura y el mensaje de Jesús de Nazaret». Con estas palabras Benedicto XVI comienza el prólogo del libro sobre los primeros años de Jesús. Constituye además una «meditación cristológica», no una vida de Jesús, según él mismo ha escrito. ¿Por qué un Papa octogenario dedica lo mejor de sus energías para escribir un libro sobre Jesús? Porque piensa que el cometido más importante de su ministerio es precisamente hablar sobre Jesús como Hijo de Dios. A esto ha dedicado sus vacaciones y ratos libres del pontificado.

En Jesús de Nazaret muestra a un Jesús «real, el histórico», a una figura «históricamente sensata y convincente». Propone además que el evangelio no es solo una historia del pasado, sino que interpela en el presente. Benedicto XVI invita a los lectores a preguntarse: «¿Es verdad lo que se cuenta?». Fe, razón e historia unidos en una misma visión: «Aquí he intentado ahora interpretar, en diálogo con exégetas del pasado y del presente, lo que Mateo y Lucas cuentan al inicio de sus evangelios sobre la infancia de Jesús». El Papa alemán pretende acabar así con las dudas que algunos tienen sobre la propia existencia histórica de Jesús: «Jesús nació en una época determinada con precisión».

Distingue así los evangelios de las narraciones míticas, que nunca especifican dónde ni cuándo transcurren los hechos narrados. El libro es además una historia de amor y, más en concreto, del amor de un Dios que se hace niño por nosotros. Los cuatro capítulos del libro muestran que la gloria de Dios se manifiesta en la humildad, que el verdadero amor es siempre humilde y sacrificado. Podría resumirse con el título de su primera encíclica «Dios es amor», ha escrito Juan Vicente Boo. Aprovecha así la dura poesía del momento. En la página 38 del manuscrito, escribe: «María envuelve al niño en telas. Sin sentimentalismos, podemos imaginar el amor con el que María se preparó para ese momento y cómo preparó el nacimiento del Hijo».