José Luis Álvarez, Dir. Dep. Economía , Universidad de Navarra
¿Qué hay que hacer?
¿Por qué cree que los ataques contra la deuda española se han recrudecido tanto a tres días de las elecciones?
–Desde luego, es difícil dar con una razón objetiva, basada en los fundamentos de la economía española, ya que éstos no han podido deteriorarse de ninguna forma a semejante velocidad. Parece que se ha producido un incremento de la incertidumbre que rodea a los mercados financieros en Europa, del que salen más perjudicados aquellos países que partían de una peor situación relativa, como es el caso de España.
¿España puede aguantar mucho tiempo estos tipos de interés y esta prima de riesgo?
–Creo que el problema no es tanto de cuánto tiempo se puede aguantar, sino de a qué coste hacerlo. Si seguimos refinanciando nuestra deuda a tipos crecientes, los intereses se van a comer una parte sustancial del presupuesto del Estado, lastrando las posibilidades de crecimiento y complicando aún más nuestra delicada situación financiera.
¿Cree que los ataques se extenderán ahora a niveles insostenibles a otros países como Francia o Bélgica?
–Aunque Francia también padece las tensiones financieras, en el caso de Bélgica la extensión de los ataques parece una posibilidad más real, ya que su deuda pública –muy cercana al 100% de su PIB– y, sobre todo, su prima de riesgo –por encima de los 300 puntos– están en niveles peligrosos. En otras palabras, la situación actual de Bélgica se parece mucho a la de España pocas semanas atrás.
¿Los ataques cesarán cuando pasen las elecciones?
–Quién sabe. Dependerá de la interpretación que los mercados hagan del resultado electoral y de la permanencia o no de las actuales incertidumbres que planean sobre la deuda soberana de los países europeos. Pero el resultado de las elecciones no terminará por sí solo con la situación si no se emprenden medidas decididas.
¿Qué hay que hacer para acabar con esta crisis? ¿La solución está en España, en la Unión Europea o en el FMI?
–A corto plazo, la zona Euro precisa de una intervención valiente del Banco Central Europeo, que debe decidirse a desempeñar, sin ambages ni titubeos, su imprescindible papel como prestamista de última instancia, comprando deuda soberana en los mercados secundarios. Por otra parte, en España hay que adoptar reformas estructurales que mejoren las perspectivas de crecimiento y hagan así más asumibles los costes en que necesariamente hemos de incurrir para corregir el desequilibrio que supone el actual endeudamiento público y privado.