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Guatemala o la bala de plata de la democracia en América

17/01/2024

Publicado en

Expansión

Juan Diego Molina Méndez |

Investigador del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra

Dentro del conjunto de los países latinoamericanos, Guatemala no suele mencionarse como uno de los más importantes a nivel político o económico, a pesar de su privilegiada situación geoestratégica. Es, quizás, la cuestión migratoria la que más atención haya atraído sobre el país centroamericano ya que, por su debilidad institucional, suele hacer de puente para los expatriados venezolanos, nicaragüenses, salvadoreños y hondureños que se dirigen hacia Estados Unidos, además de ser el origen de un buen número de migrantes. Tampoco hay que olvidar la importancia del territorio guatemalteco en el comercio de la droga en su tránsito desde América del Sur hacia Estados Unidos. Tras los largos meses de suspense político transcurridos hasta la toma de posesión del nuevo presidente guatemalteco, es necesario considerar la relación que mantendrá con sus vecinos y aliados.

La reciente elección de Bernardo Arévalo significa, quizás, una de las últimas puertas que tiene Guatemala para salir de la caída en barrena en la que parece sumida y comprometerse con su rol como pivote de cuestiones tan relevantes como la migración y el control del tráfico de estupefacientes. Sin duda alguna, el reto al que se enfrenta el recién electo presidente no tiene fácil solución y, menos aún, cuando, dentro de las mismas instituciones, se encontrará una dura oposición por parte de los sectores antidemocráticos que vienen accionando en contra de institucionalidad del Estado desde hace varios meses para revertir los resultados electorales y mantener cooptado el gobierno.

Desde la primera vuelta de las elecciones guatemaltecas, celebrada el pasado 20 de junio, Arévalo ha sido víctima de una retahíla de intentos para anular su victoria. El Ministerio Público se ha encargado de fabricar acusaciones espurias en contra del partido ganador de los comicios, así como contra sus integrantes y sus apoyos sociales, con el fin de evitar que llegaran al poder fuerzas que prometen una profunda renovación. Los guatemaltecos han contado con el apoyo de la administración Biden y del Alto Representante para Asuntos Exteriores de la Unión Europea, que han hecho sancionar a los actores antidemocráticos en Guatemala con anulación de visas y congelación de activos.

A partir de la toma de posesión del nuevo gobierno se podrá evaluar la visión estratégica de estadounidenses y europeos, quienes llevan varios años perdiendo terreno en el continente americano. La presencia de líderes como Díaz Canel, Maduro u Ortega -a quienes se suman AMLO, Petro o Bukele-, complica las relaciones entre las potencias occidentales debido a la apertura de estos líderes a la inversión y cooperación china. Guatemala es hoy en día uno de los 13 únicos países que reconocen diplomáticamente a Taiwán, después de que la vecina Honduras, tras la elección de la izquierdista Xiomara Castro, abandonara esa relación en favor de la China continental. Al ser consultado por la prensa sobre la relación con Taiwán, Arévalo ha indicado que no busca cambiar la relación con Taipei, aunque señaló su intención de abrir vías comerciales con China, lo cual implicaría abandonar la relación de Guatemala con la isla.

En este sentido, es importante señalar que, en el mundo multipolar en que vivimos, el discurso antiamericano de ciertos líderes latinoamericanos los ha llevado a aceptar y promover la presencia de China en sus países. De esta manera, se ha abierto la puerta de países con democracias incipientes a un país con un modelo dictatorial y sin respeto por los Derechos Humanos. Guatemala representa en este contexto una de las últimas cabezas de puente que las potencias occidentales y la democracia liberal podrían tener en América Latina por lo que un acercamiento serio al gobierno de Arévalo es necesario.

Pese al atractivo que para Arévalo puede representar el abrir relaciones con la China continental, será necesaria una evaluación pausada de lo que esto puede representar para su país. En caso de que se abrieran relaciones comerciales entre los dos países, estas necesariamente vendrían acompañadas del reconocimiento político de la República Popular de China, consiguiendo así el país asiático una influencia directa sobre Guatemala, Honduras y El Salvador. Estos tres países, conocidos como el Triángulo Norte de Centroamérica, son sumamente importantes para frenar la migración irregular y el narcotráfico en el hemisferio.

Si Bernardo Arévalo llegó a la presidencia de Guatemala con un discurso contrario a la corrupción y centrado en el rescate de las instituciones, hará bien en profundizar las relaciones con las potencias democráticas que han ayudado al país a sortear las numerosas trampas puestas por grupos criminales. El rol de Estados Unidos y los países europeos en la estabilización de la situación de Guatemala puede ayudarles a mejorar su reputación como garantes de la democracia, la igualdad y el respeto al Estado de Derecho y mostrar ante el mundo que, con todas las imperfecciones, la democracia liberal y el libre mercado son los sistemas que mejor aseguran el desarrollo y la paz.