Quiero felicitar a la Universidad Pública de Navarra (no me gusta el acróstico) por la Medalla de Oro de Navarra, y señalar con ello la apuesta que en su día hizo Navarra por la educación y la cultura como forma de conquistar el futuro.

Hoy en día, al decidir las inversiones en cultura, parece que los poderes públicos lo consideran como sector ¿del lujo" de un puñado de privilegiados ociosos que puede ser eliminado sin consecuencias, pero si hoy más que nunca nuestra sociedad debe ser creativa, innovadora y emprendedora, será necesario invertir en cultura tanto como en otros sectores productivos, porque sin ella las demás serán imposibles.

Autores como Koestler, Huizinga, Bergson, Freud demuestran con su trabajo que para ser creativo, hace falta ser instruido, manejar muchos elementos, cuantos más mejor, tener bien repletas las "bodegas de la mente".

 Formación y experiencia son definitivas a la hora de innovar, junto con el trabajo esforzado para hacer de las ideas realidades valiosas. Pero la vida de una persona es muy poco por sí misma para acumular todos los datos necesarios que produzcan efectos de creatividad singulares, por eso, para llenar nuestras ¿bodegas de la mente" se precisa la cultura. A través de la cultura acumulamos la experiencia de toda la humanidad en su conjunto.

Con el teatro, la música, la pintura, la literatura o la danza, aprendemos conceptos como el ritmo, la armonía, la geometría, las reacciones del hombre, la belleza, las pasiones humanas, las historias ya vividas, el peligro, los desenlaces de situaciones diversas, los efectos del odio, la fortaleza del genero humano, su capacidad para el mal...

A través de la cultura aprendemos todo aquello que no seríamos capaces de aprender en toda nuestra vida por experiencia propia y que tenemos la oportunidad de aprender a través de todos los hombres que nos han precedido y han dejado su enseñanza para nosotros. Es así como un buscador de experiencias. Un Google hecho carne propia.

Solo siendo cultos se amplía nuestro conocimiento para permitirnos ser innovadores y creativos. Uno solo inventa a partir de aquello que conoce. La cultura no es pues un adorno, es una imperiosa necesidad hoy más que nunca.

Si trabajamos para ser un referente de cultura, destacaremos en lo demás. ¿Alguien conoce a un pueblo culto miserable? ¿O aun ignorante de éxito? El éxito de muchos ignorantes conduce a situaciones parecidas a ésta en la que nos encontramos. El desprecio de los cultos, siempre presagia desastres.

Es posible que la ausencia de liderazgos que padecemos tenga que ver con la pérdida de valor que se otorga a lo cultural frente a lo económico. Me gustaría proponer de paso que la Universidad Pública de Navarra elija a un personaje de Navarra para que le dé nombre. Propongo interesadamente a Fray Pedro Malón de Echaide, que además de ser culto me permite promocionar su ciudad que es la mía, Cascante; la que me arraiga a mi tierra, a mis gentes y a mi cultura.