Por mi trabajo como profesor, muchos son los estudiantes que, al salir de los programas del IESE o años después, me vienen a pedir consejo sobre su carrera profesional. Ahora es más frecuente, dado que, desgraciadamente, son muchas las personas que están sin trabajo y dado que la oferta es menor. También se da el caso de personas poco motivadas con su situación laboral presente.

Es importante pensar en cuáles son las capacidades que uno tiene: qué se hacer; en qué soy bueno. Es necesario ser realistas en cuanto a las oportunidades de mercado: no es lo mismo buscar en sectores en auge que en sectores deprimidos. Pero lo más importante es buscar trabajos motivadores, en los que uno disfrute, lo cual tiene mucho que ver con el aprendizaje, los retos y el ambiente de trabajo. Hay que disfrutar trabajando. Nos pasamos demasiadas horas de nuestra vida en el trabajo para no tenerlo claro. Todo el mundo ha de hacer esa reflexión, independientemente de si es más fácil o difícil cambiar o encontrar trabajo. Será una buena guía que nos puede iluminar.

Analizando planes de negocio con emprendedores, muchos de ellos ya han hecho esa reflexión, y han concluido que prefieren el riesgo pero también la ilusión que supone el tener un proyecto propio aun sacrificando retribución o trabajando más horas. No hay una receta, no hay una única solución, pero es una pena no haber hecho la reflexión.