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José Manuel Cuevas Borda, Asistente de investigación del Navarra Center for International Development (ICS-Universidad de Navarra)

La ‘maldición de los recursos’: una paradoja solucionable

Hay quienes se frotan las manos al saber que en sus territorios existen yacimientos naturales. Estudios muestran que una población informada puede ayudar a evitar decisiones perjudiciales y malos manejos del dinero.

vie, 15 mar 2019 12:29:00 +0000 Publicado en Planeta Futuro (El País)

Para una comunidad, contar con recursos naturales para explotar no siempre es una bendición. En países en desarrollo, puede ser incluso lo contrario: es la llamada maldición de los recursos o paradoja de la abundancia, y consiste en que las zonas más ricas en minerales y combustibles se desarrollan menos que los lugares en donde estos no abundan.

Como suele conllevar la intervención de algunos funcionarios y políticos locales, los expertos también hablan de political resource curse, o maldición política de los recursos. Es la idea de que la explotación de recursos naturales, combinada con prácticas rentistas y corrupción por parte de quienes están más cerca del poder político, puede deteriorar las políticas públicas.

Un caso se ha venido dando en la provincia nororiental de Cabo Delgado, una de las más pobres de Mozambique y principalmente rural. En 2010, se descubrió en la cuenca del Rovuma un yacimiento de unos 3,7 billones de metros cúbicos de gas natural, lo que podría catapultar al país al mercado de los principales exportadores. De hecho, la Administración de Información Energética de Estados Unidos se refirió a Mozambique como “uno de los países más prometedores” de África respecto a este hidrocarburo.

Sin embargo, la fragilidad institucional no ayuda: la organización Freedom House, por ejemplo, cataloga a Mozambique como un país “parcialmente libre”, con 51 puntos sobre 100, y la poca penetración y libertad de los medios de comunicación, así como los escasos mecanismos de control, llevan a que intereses particulares sobre la extracción del recurso perjudiquen a una población que en principio no sabe lo que se decide al respecto, en este caso, en la ciudad de Palma, capital de Cabo Delgado.

En ese sentido, según el estudio Does Information Break the Political Resource Curse? (¿La información puede romper la maldición política de los recursos?), publicado en enero pasado por los investigadores Alex Armand, del Navarra Center for International Development, y Alexander Coutts, Pedro Vicente e Inês Vilela, del proyecto Novafrica de la Universidade Nova de Lisboa, si la comunidad está informada sobre lo que ocurre con la extracción del recurso natural en su territorio, puede darse un escenario distinto sobre el manejo del dinero y las decisiones políticas a si solamente los responsables directos (políticos, empresarios, controladores…) están al tanto.

De acuerdo con los hallazgos de la investigación en el lugar, es necesario informar no sólo a los líderes de la comunidad, sino también al resto de la población, cuya movilización es necesaria para evitar prácticas corruptas en torno a la explotación, como también se ha estudiado en países como Tanzania o Santo Tomé y Príncipe.

Pero no se trata sólo de que las personas sepan lo que sucede, sino de que conozcan los posibles efectos positivos que trae para la comunidad si se involucran en los proyectos y si estos se llevan por buen camino. Así, según el estudio, informar e involucrar a la sociedad puede contribuir incluso a la disminución la violencia en la zona, como en el caso de Cabo Delgado, donde grupos extremistas han venido reclutando a jóvenes de la población civil.

Con lo cual, si bien es más difícil que la población actúe directamente en la toma de decisiones sobre la explotación de un recurso natural, es positivo involucrarla en los debates sobre aquellas implicaciones que la pueden afectar, en primera instancia, a través de campañas de comunicación que sirvan para concienciar y, si el proyecto es viable, promoviendo la participación, la exigencia de rendición de cuentas y que la explotación del recurso contribuya al bienestar social y al desarrollo económico de manera eficiente.