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Volver Rezando

Pedro Nueno, Profesor del IESE, Universidad de Navarra

Rezando

dom, 14 mar 2010 09:56:27 +0000 Publicado en La Vanguardia (Barcelona)

Tenía una reunión con una autoridad de la plaza Sant Jaume. No quería llegar tarde. Salí con tiempo del IESE (en Pedralbes). Gracias a esa fantástica Diagonal que todavía no nos han estropeado, por la que conduciendo te ilusionas viendo tu ciudad, y Pau Claris, en 25 minutos estaba en el fenomenal parking subterráneo debajo de la plaza de la Catedral. Subo, miro el reloj, falta media hora. Veo un atractivo bar que sugiere tapas increíbles. Animado a pesar de ir a ver a una de nuestras autoridades, pienso "voy a tomarme una tapa". De repente, mi ángel de la guarda me frena y me dice: "¿Cuánto hace que no has entrado en la catedral?". Miro a la catedral y le contesto: "Muchos años". "¿Por qué no entras en vez de tomarte la tapa?", sigue. Noto que el demonio me dice: "Tómate la tapa, tonto, aquello estará como siempre, cuatro viejos, oscuro…". Veo que empieza a llover. Esto me fastidia. Una cosa es que me intenten persuadir con argumentos, pero que me pongan el chaparrón para meterme en el bar no va conmigo. Me voy a la catedral. Cobran por entrar y hay dos americanos que dicen que en Saint Patrick no cobran y que este robo les cuesta 15 dólares. El demonio ríe: "Más caro que la tapa, ya te lo decía yo". Mi ángel de la guarda me dice: "No está bien cobrar, pero ya estás aquí y ese ha puesto el chaparrón en marcha". Pago y entro.

Doy una vuelta viendo capillas recordando lo que me explicaba mi abuela. Hay que rezarle a san Pancracio para que te encuentre un buen trabajo. Veo muchas velitas (eléctricas) encendidas, pero ningún sitio para dejar los currículum aunque su cara me recuerda a un ex alumno head hunter. Qué pensaría san Pancracio de la jubilación. Creo que le gustaría que la gente se jubilase lo más tarde posible pero también que los que queriendo trabajar no encuentran empleo tuviesen un buen subsidio. Me sorprende que está lleno de jóvenes extranjeros. Se lo recrimino al demonio: "No estás al día, muchacho". El ángel de la guarda sonríe y le hace un gesto con la mano. Los jóvenes se hacen fotos delante de las capillas. De repente, no lo puedo creer, hay una capilla dedicada a Nuestra Señora de la Alegría. Y no tiene ninguna vela eléctrica encendida. Pienso que voy a poner un euro. "Aún tienes tiempo para la tapa - me dice el demonio-,y ya he parado la lluvia". Yo no puedo dejar la alegría a oscuras. Tiro un euro y se encienden diez lamparitas. Pongo otro euro y se ilumina a tope. Dos jóvenes se hacen una foto. El ángel de la guarda está feliz, el otro disimula.

Si las cosas no van, hace un frío horrible, caen nevadas impresionantes, ¿cómo podemos tener a Nuestra Señora de la Alegría a oscuras? Puede que allí tengamos la solución. El ángel de la guarda me propone despistar al demonio en el aeropuerto de Munich yendo a Shanghai luego. "Mira - le digo-,la última vez que lo hicimos se enfadó y a la vuelta todo eran tentaciones rebuscadas. Además, el demonio chino de guardia que me pusieron en Shanghai iba despistado y sus tentaciones eran una pérdida de tiempo. No te pases".

Vi a nuestra autoridad y la cosa fue bien. Acabé pronto y volviendo me tomé la tapa. No quise dejar frustrado del todo al demonio. Nunca se sabe. Quizá un día le necesite y siempre es bueno escuchar, pero con criterio. Anímense y acuérdense de Nuestra Señora de la Alegría. La tenemos en la catedral. En estos tiempos, hay que probarlo todo.