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Rafael Andreu Civit, Josep María Rosanas Martí,, profesores del IESE Universidad de Navarra

La obsesión por la objetividad

mié, 13 nov 2013 10:13:00 +0000 Publicado en La Vanguardia

En un artículo anterior hablábamos de la tendencia a usar métodos informáticos de selección de candidatos a través de correlaciones estadísticas, y de lo dudoso de un procedimiento así para ese fin. Hoy abundamos en el tema desde otro punto de vista: que estos métodos ponen un acento casi obsesivo en la objetividad, una tendencia que se contrapone a la subjetividad.

La excusa es que sin un procedimiento "objetivo" corremos el riesgo de que sea arbitrario y se preste al amiguismo o a los "enchufes". Pero esto es entender mal en qué consiste la dirección. Los empresarios instauran sus empresas y los directivos las dirigen de acuerdo con sus criterios. Si aciertan tienen éxito; si no, fracasan y deben interrumpir su actividad. Las empresas se dirigen de modo completamente distinto unas de otras, respondiendo en buena parte a las características de sus directivos y a su manera de entender el negocio, con criterios subjetivos. Necesariamente. Inevitablemente. Pero eso no quiere decir arbitraria o deshonestamente -de ahí surge la economía de mercado en términos de éxito o fracaso-.

La estrategia de una empresa tiene siempre elementos subjetivos. Consiste en definir qué hacer para distinguirse competitivamente de las demás. Hacer lo mismo es no tener estrategia. Añadiríamos que ello exige definir a qué tipo de cliente se dirige y cómo; dirigir la actividad de una empresa "a todo el mundo" distingue poco y no da lugar a una estrategia propiamente dicha.

Las buenas estrategias son distintas unas de otras, lo cual implica que también lo sean las características de las personas y su modo de organizarse y trabajar para hacerlas realidad. No hay recetas para ello, en eso consiste la innovación. Así, no basta con "un buen vendedor" o "una buena cajera" elegidos con criterios estándar. ¿Lo son para el tipo de empresa que queremos ser? Las estadísticas y los métodos "objetivos" pueden dejarse importantes matices en el tintero, que a la postre conducen al éxito o al fracaso. Muchas empresas contratan por actitudes más que por conocimientos, que se pueden aprender; las actitudes se llevan puestas. Y no hay modo de conocerlas de modo objetivo. Afortunadamente. Si no, la vida sería una tortura. ¿No toma usted cada día varias decisiones subjetivas? Y... ¿cree que son las importantes? Pues eso.