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Volver Delibes y su proyecto de sobrevivir

Mª Isabel Solana, Profesora de la Facultad de Comunicación, Universidad de Navarra

Delibes y su proyecto de sobrevivir

sáb, 13 mar 2010 10:01:27 +0000 Publicado en Diario de Noticias (Navarra)

En sus últimos años, cuando el cáncer de colon le iba ganando el pulso, Miguel Delibes reconoció que sobrevivir era su "proyecto más sincero para el futuro". La noticia de su fallecimiento no ha truncado este anhelo. Ha demostrado que se queda corto para aquellos que, como él, siguen aún más vivos después de la muerte.

Daniel El Mochuelo (El camino), Paco El Bajo (Los santos inocentes), Don Eloy (La hoja roja), Lorenzo (Diario de un cazador)… Resulta imposible pensar en estos nombres y creer que alguien que tanto ha dejado de sí mismo en sus personajes puede desaparecer de repente.

Pero con ellos, Delibes no sólo se ha inmortalizado a sí mismo; ha puesto caras a los valores y problemas más hondos del hombre: el amor a la naturaleza, el sentido de la pérdida, la justicia social, la deshumanización de la persona o el final de la propia existencia. De alguna forma, a través de sus propias preguntas ha dado respuestas -y lo seguirá haciendo- a lectores de todas las generaciones.

Ese es, precisamente, uno de los grandes aciertos del autor. Aunque la mayoría de sus obras se enmarcan en el contexto de su Castilla natal y reflejan el estilo de vida e idiosincrasia de estas gentes, no resultan extrañas para quienes no conocen esa tierra. Así lo demuestra el hecho de que hayan sido traducidas a numerosos idiomas. Y es que él hablaba sin disfraz sobre verdades universales, que tienen la capacidad de trascender las fronteras geográficas y temporales porque atañen a todos los seres humanos.

Independencia frente a la censura

Este compromiso con la verdad se observa claramente, de igual forma, en su faceta periodística. Desde las páginas de sus libros y de los periódicos quiso dar voz a los más débiles, lo que le llevó a enfrentarse en ambas vertientes con el régimen franquista y la censura del momento. No en vano, su lucha por la libertad de prensa le obligó a dimitir en 1963 como director del diario El Norte de Castilla, que algunos consideraban el más independiente de aquella época. La coherencia de su labor con los valores éticos y la defensa de la dignidad del hombre le hicieron merecedor del I Premio Brajnovic de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra en 1997.

Los medios, un campo al que dedicó treinta años de su vida profesional, le han despedido estos días como se merece: en portada y a toda página. Algunos aseguran que con él se va el último gran referente de la literatura en castellano del siglo XX. Sin embargo, quizá él hubiera preferido decir adiós en silencio, sin aspavientos, en consonancia con la imagen de hombre austero a la que nos tenía acostumbrados. Así era él: aunque se sabía inmortal, sólo pedía sobrevivir.