Juan Luis Lorda, Profesor de Teología Sistemática
Los servicios de Don Fernando
Don Fernando es uno de los tres que han sido elegidos cuando ya no están en cargos de gobierno, por lo que hay deducir que el Papa quiere reconocer públicamente sus servicios a la Iglesia. ¿Qué servicios Quien mejor lo sabe es el Papa. Pero cualquiera que se acerque a la figura de D. Fernando puede hacerse una idea. En el servicio a la Iglesia de D. Fernando cabe reconocer tres etapas. Desde que terminó sus estudios en el año 1955, fue profesor de teología en distintas instituciones de los claretianos. Y desde 1967, en la Universidad Pontifica de Salamanca. Nunca ha perdido su amor por la teología, por los libros y por el estudio. Es un hombre profundo porque nunca ha dejado de estudiar. Fue Decano de la Facultad de Teología (1970) y Rector de la Universidad de Salamanca desde 1971 hasta 1979.
Entonces empezó una segunda etapa. Fue nombrado obispo de León (1979), cuando la Santa Sede buscaba obispos jóvenes capaces de encauzar los cambios necesarios. Y en 1982, secretario general de la Conferencia Episcopal Española. Se puede decir que, desde entonces, D. Fernando ha sido un hombre clave de la Conferencia. Ha trabajado muchísimo, ha preparado una multitud de documentos y ha tenido que tratar con todo tipo de gobiernos e instituciones. Muchos obispos testimonian que ha sido la cabeza pensante de la Conferencia Episcopal durante estos decenios. No era el único, pero siempre ha destacado por su criterio y, también, por su extraordinaria capacidad de trabajo. Ha sido secretario general (1982-1988) y vicepresidente de la conferencia en dos ocasiones (1993-1999 y 2002-2005). Pero además consultor imprescindible para las cuestiones difíciles y una voz autorizada en los debates.
La breve experiencia como obispo de León (1979-1983) se completaría más adelante con su nombramiento como coadjutor de Granada y administrador de Málaga (1991-1993). Y, enseguida, como arzobispo de Pamplona (1993-2007). Es la tercera etapa. Ha sido un gran obispo. Las diócesis de Pamplona-Tudela deben mucho a este hombre sereno y austero, que ha sido capaz de encauzar situaciones difíciles e incómodas con paciencia, con visión y con energía. Siempre sin pensar cómo quedaba mejor sino qué tenía que hacer.