Jesús Tanco Lerga , Cátedra Camino de Santiago, Universidad de Navarra
Indulgencia y peregrinación
Las tres grandes peregrinaciones del Cristianismo, la de los Santos Lugares donde transcurrió la vida de Jesucristo, la de la visita a la sede de Pedro o la que se realiza al protomártir de los Apóstoles, hacen de Jerusalén, Roma y Santiago lugares propicios para alcanzar la reconciliación con Dios y la mejora de vida personal y colectiva. Los años santos o acontecimientos especiales que se declaran por el Papa son momentos propicios para ello.
La reconciliación sacramental por la confesión de los pecados libra de la culpa de los mismos, pero dejan una secuela que requiere una purificación de la pena temporal mediante la realización de actos buenos que evitan el Purificatorio. La Iglesia en su papel de mediadora entre Jesucristo y la Humanidad, dispensa indulgencias plenarias o parciales, según los casos, para quienes realicen la acción correspondiente y estando en gracia, confiesen sus pecados en un plazo de unos días antes o después y pidan por las intenciones del Papa.
En la Jornada Mundial de la Juventud se produce una peregrinación muy especial: en lugar de visitar al sucesor de Pedro en Roma, en su sede, se hace peregrino el propio Papa, que a su vez convoca a los fieles y en especial a los jóvenes del Mundo en un lugar –ahora, Madrid-, y quienes acudan a la cita por decisión del Pontífice pueden alcanzar la Indulgencia Plenaria.