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Paloma Grau Gumbau, Subdirectora de Tecnun-Escuela de Ingenieros

Una voz femenina en la nueva era tecnológica

mar, 12 feb 2019 12:45:00 +0000 Publicado en El Correo

El 15 de diciembre de 2015 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 11 de febrero de cada año como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Desde ese día y cada año, desde todos los puntos del mundo se celebran millones de eventos para visibilizar y animar a presentes y futuras científicas e ingenieras en su recorrido profesional.

Aunque es cierto que la presencia femenina en las carreras llamadas STEM (Sciencie, Technology, Engineering and Mathematics) es cada vez más numerosa, existe una gran desigualdad en la proporción de hombres y mujeres que estudian carreras técnicas y desarrollan su carrera en este ámbito. Algunos datos provenientes del mundo académico indican que el porcentaje de alumnas que estudian ingeniería es del 25%. Teniendo en cuenta que en los próximos años la mitad de los empleos estarán relacionados con la ingeniería, podemos suponer que la desigualdad entre hombres y mujeres en este ámbito continuará, e incluso podría verse más acentuada.

Existen varios factores que pueden influir en esta desigualdad: pocos referentes femeninos que inspiren a las alumnas a ver las carreras y profesiones técnicas como algo alcanzable y atractivo, aspectos culturales o educaciones que ellas viven en su infancia o, simplemente, algo que me parece relevante; las mujeres somos más sensibles a las realidades y problemas sociales que a cuestiones tecnológicas. Es remarcable el alto porcentaje de mujeres dedicadas al servicio de las personas desde el ámbito de la medicina o la educación.

En los próximos años las mujeres tenemos una gran oportunidad en la ingeniería. ¿Por qué? Porque nunca el ámbito social y tecnológico estuvieron tan cerca como ahora. En ningún otro tiempo han sido tan patentes los efectos del desarrollo tecnológico en el ámbito de la salud, relaciones humanas, en nuestro propio día a día, o el cuidado de nuestro planeta. La posibilidad de tratar enfermedades como el cáncer con modificaciones genéticas en el ámbito de la ingeniería biomédica, la aplicación de técnicas basadas en inteligencia artificial en la mejora de nuestra vida cotidiana o desarrollar nuevas soluciones tecnológicas que permitan vivir en un mundo más sostenible son algunos de los ejemplos.

En la Escuela de Ingenieros de la Universidad de Navarra, apostamos por ampliar nuestra oferta académica en esa línea, con grados como el de Ingeniería Biomédica o Diseño Industrial, en los que en algunas promociones la presencia femenina ha sido superior a la masculina. En el otro lado de la balanza siguen estando carreras como ingeniería, la Mecánica, la Industrial o la Eléctrica/Electrónica, que han sido más demandadas por chicos. Pero, incluso en éstas, se empieza a notar un repunte de la presencia femenina y eso es una buena noticia porque las mujeres tenemos una gran oportunidad y responsabilidad en esos ámbitos. También nuestra intuición, practicidad y capacidad de empatía es fundamental a la hora de establecer límites y reorientar los nuevos avances científicos y tecnológicos a conseguir un mundo más justo y amable. En definitiva, un mundo más humano.

No nos vamos a engañar, las carreras científicas y técnicas implican gran esfuerzo y dedicación, pero nuestra vocación profesional no debería impedir una vida compatible con la familia y la maternidad, que, a mi modo de ver, nos hacen mejores como personas y como profesionales. Me parece muy importante que esta idea cale en el ámbito universitario y empresarial y que se fomenten las iniciativas adecuadas para que hombres y mujeres podamos compatibilizar la profesión con la atención a nuestros hijos y familias de manera equitativa y equilibrada. Me siento una afortunada por poder desempeñar mi profesión en una institución que fomenta, no sólo el desarrollo profesional de las mujeres científicas, sino también la conciliación familiar. Sólo así podremos ser referentes para nuestros hijos y alumnos.