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Rafael María Hernández Urigüen,, profesor en ISSA y la Escuela de Ingenieros - Tecnun

El mensaje nítido de Teresa Romero. Los mensajes borrosos sobre el último Sínodo

mar, 11 nov 2014 10:07:00 +0000 Publicado en Revista Palabra

Mientras escuchaba con alegría la semana pasada a Teresa Romero agradeciendo a Dios, al Apóstol Santiago, a la hermana Paciencia y a sus compañeros médicos su curación del Ébola, pensé en la importancia de la claridad en los mensajes. En esa nitidez radica habitualmente su correcta recepción por parte de los medios y los destinatarios de la opinión pública.

Las palabras de la auxiliar de enfermería fueron entendidas por todos y el orden de su discurso reflejaba la profunda reflexión de quien ha pasado horas profundizando en su dolor y, con seguridad, redescubriendo lo verdaderamente importante y esencial en la vida.

Por contraste evoqué los mensajes mediáticos que se generaban hace un mes alrededor del sínodo de la familia focalizados en la posibilidad de admitir a la Comunión eucarística a personas divorciadas que viven con una nueva pareja, y el reconocimiento de las uniones homosexuales equiparadas al matrimonio. El cruce de mensajes contradictorios y que sugerían un cambio de actitud doctrinal católica al respecto  proliferaban fundamentándose en breves declaraciones o entrevistas a algunos participantes en el aula sinodal.

El coctel de mensajes sobre el sínodo de la familia y las confusiones generadas por el modo de gestionar la información, muy probablemente, habrán servido de experiencia para los responsables de la comunicación más directamente implicados, que en el futuro sabrán prever situaciones o salir al paso con prontitud ante las declaraciones extemporáneas o poco prudentes.

Una reciente reunión de los obispos responsable de Comunicación de la Conferencia Episcopal Europea ha reunido en Atenas, los días 3 al 5 de noviembre, a 30 prelados, entre los que se encontraba Mons. José Ignacio Munilla. He podido acceder a la ponencia del obispo de San Sebastián en la que se ofrecen ideas sugestivas para la comunicación en la Iglesia tomando pie de cuatro puntos de Evangelii Gaudium que Mons. Munilla aplica a la comunicación.

"Los cuatro criterios hermenéuticos de Evangelii Gaudium aplicados a la comunicación", como tituló su conferencia el obispo donostiarra, siguiendo la Exhortación apostólica son bien conocidos: 1- El tiempo es superior al espacio. 2- La unidad prevalece sobre el conflicto. 3- La realidad es más importante que la idea. 4- El todo es superior a la parte.

Respecto al punto primero, el obispo proponía una terapia que supere la urgencia de la inmediatez con estas palabras "la buena comunicación requiere paciencia. He aquí una aplicación concreta del principio hermenéutico expresado por el Papa Francisco en Evangelii Gaudium: ‘El tiempo es superior al espacio'".

Con referencia al segundo punto, el prelado sugería: "La unidad prevalece sobre el conflicto, la buena comunicación requiere: Capacidad de escucha de las posiciones críticas, capacidad de discernimiento, capacidad de empatía, y fe en la verdad que posibilita la unidad".

Mons. Munilla interpretaba la tercera proposición de Evangelii Gaudium con una llamada a la caridad: "La realidad es más importante que la idea, la buena comunicación requiere amor al prójimo. Hablar del prójimo sin amarlo no es comunicación, sino otra cosa".

Finalmente, el obispo de San Sebastián abordaba  así el cuarto punto: "En definitiva –‘El todo es superior a la parte'–, la buena comunicación requiere una visión de globalidad, pero compaginada con la necesaria concreción en lo pequeño, cercano y sencillo".

Estas cuatro propuestas en Atenas fueron enmarcadas por el prelado glosando también el mensaje del Papa Francisco para la XLVIII Jornada Mundial de las Comunicaciones  Sociales bajo el título: "Comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro".

Volviendo al principio de este artículo, pienso que Teresa Romero ha sabido comunicar  un mensaje, nítido positivo, esperanzado, personal, agradecido a Dios, a Santiago Apóstol, al equipo médico y a la hermana Paciencia manifestando, de nuevo, generosamente que ella misma está dispuesta a donar su sangre para la curación de  los futuros afectados.

La auxiliar de enfermería ha comunicado muy bien, favoreciendo la auténtica cultura del encuentro.

Por contraste, las comunicaciones alrededor del último Sínodo generaron mayoritariamente mensajes cruzados, borrosos, ambiguos en sus formulaciones y lamentablemente divisiones y a la postre "desencuentros". Muchos de ellos provenían de breves entrevistas a los participantes que terminaban convirtiéndose en titulares.

No ha pasado un mes desde la Declaración del Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede en nombre de la Secretaría General del Sínodo que explicitaba sin ambages el problema: "La Secretaría General del Sínodo, tras las reacciones y discusiones originadas por la publicación de la Relatio post-disceptationem, y al hecho de que se le haya atribuido un valor que no corresponde a su naturaleza, reitera que dicho texto es un documento de trabajo, que resume las intervenciones y el debate de la primera semana, y que ahora se propondrá a la discusión de los miembros del Sínodo reunidos en los círculos menores, según lo previsto por el mismo reglamento".

¿Hubiese sido necesaria esta nota con un cuidado y seguimiento diario de las declaraciones expuestas ante los medios por algunos participantes?

Además de las sugestivas propuestas presentadas en la última reunión en Atenas, me viene a la cabeza el consejo popular que tantas madres y abuelas dan a sus hijos cuando se precipitan en sus conversaciones: "Piensa antes de hablar". Muchos de los que hablaron ante los micrófonos y cámaras durante el Sínodo, ¿reflexionaron previamente sobre lo que iban a decir? ¿Previeron el alcance de sus palabras?

En las clases de Ética hemos comentado frecuentemente la importancia que tiene el esfuerzo por una comunicación responsable y adecuada a la realidad de los hechos.

Teresa Romero ha lanzado un mensaje bien pensado, que meditó durante sus semanas de convalecencia, por tanto es comprensible y además llega al corazón de cualquiera. Es de esperar que las próximas noticias sobre el Sínodo de la familia y las reuniones de 2015 incluyan en el ánimo de quienes participen y declaren ante los medios la sencilla habilidad comunicativa de una reflexión previa a sus palabras.