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J. R. Pin Arboledas, Profesor del IESE, Universidad de Navarra

Semana Santa Económica

lun, 11 abr 2011 10:33:27 +0000 Publicado en El Economista

La próxima semana será significativa religiosa y económicamente: es el pistoletazo de salida de la temporada turística. Este año, es una Semana Santa tardía, la tercera de abril; más razón para considerarla el inicio de esa temporada.

En ese sentido, su desarrollo puede ser significativo. Las noticias sobre el sector son halagüeñas. Se espera que la inestabilidad del mundo árabe desplace a muchos extranjeros hacia la península y las islas. Si se cumplen las previsiones, disminuirá el paro de abril a agosto; un respiro para los responsables económicos.

Si esta Semana Santa fuera floja, habría que analizarla. Podría haber sido por debilidad del turismo exterior o el interior; grave sería que fuera por el último. Si los españoles no viajáramos, sería señal de que la deteriorada situación económica está haciendo mella profunda en las familias.

Hace dos semanas, se desveló que la tasa de ahorro familiar había bajado cuatro puntos. Los expertos lo achacaron a la disminución de la renta disponible de los españoles. El paro, la contención de salarios, el aumento de la inflación y la subida de impuestos (IVA) han reducido el dinero para gastar y esta Semana Santa podría notarse.

El dato sería significativo porque el aumento del trabajo en zonas turísticas frecuentadas por extranjeros podría no ser suficiente para compensar la atonía del consumo interior. Se confirmaría la hipótesis de que la salida de la crisis en España, y su recuperación firme, sólo se producirá gracias al tirón de la demanda exterior; vendiendo en el extranjero o a los extranjeros en nuestro país vía turismo.

Todo pinta que eso es lo que ocurrirá. También es posible que los españoles, hartos del pesimismo, opten por tirar la casa por la ventana y creen un espejismo de consumo interior creciente. Al fin y al cabo, el sol y la playa pueden ser el escape de un personal desesperado que decida que de perdidos, al río, ¿Entonces? Esperemos los números y analicémoslos. Aunque siempre queda una solución propia de esta semana : rezar. Para eso están las procesiones.