César Izquierdo Urbina, Profesor de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra
Santidad, a nuestro alcance
De nuevo nos sorprende el Papa Francisco con un documento importante en el que la alegría es como la puerta de entrada. Tras Evangelii gaudium y Amoris laetitia, la nueva exhortación apostólica de Francisco vuelve a colocar la alegría en el nombre mismo del documento: Gaudete et exsultate. Estas palabras pertenecen al evangelio (Mt 5, 12) pero son también una invitación, casi un mandato, a que la alegría sea un signo de la llamada a la santidad que cada persona ha recibido. La alegría, e incluso el sentido del humor (nn. 122 ss), son signos que acompañan a los caminantes de la ruta de la santidad cristiana.
Francisco invita a reconocer esa llamada, a evitar los peligros de lo que llama –como ya ha hecho en otros documentos- gnosticismo y neopelagianismo, a empeñarse por construir el reino de Dios o en la lucha contra el mal (nn.25, 56), y a buscar verdaderamente la santidad que es gracia de Dios y que no se da sin un profundo cultivo de la oración, del combate espiritual y del compromiso con los hermanos.
El cristiano corriente encontrará en esta exhortación apostólica que los caminos de la santidad no pasan lejos de las situaciones más normales de la existencia. “Me gusta, afirma Francisco, ver la santidad en el pueblo de Dios paciente: a los padres que crían con tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, en los enfermos, en las religiosas ancianas que siguen sonriendo. En esta constancia para seguir adelante día a día, veo la santidad de la Iglesia militante. Esa es muchas veces la santidad «de la puerta de al lado», de aquellos que viven cerca de nosotros” (n.7).
Con este documento del Papa, los cristianos corrientes somos invitados una vez más a responder a la llamada a la santidad, a una misión divina que está a nuestra alcance cuando nos ponemos al alcance de Dios.