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María de los Dolores López Hernández, P​rofesora de Geografía

Los refugiados sirios y la ecología del Papa

jue, 10 mar 2016 16:53:00 +0000 Publicado en Diario de Navarra

El drama de las familias sirias que huyen de la muerte, del hambre, de la desolación, y de otros tantos horrores, sigue llamando a nuestra puerta. Pero Europa sigue empeñada en cerrarla y en ¿encargar" a Turquía que se ocupe del problema. ACNUR en su nota de prensa de 1 de marzo de 2016 advierte «de que Europa se encuentra en la antesala de una crisis humanitaria de la que es en gran medida responsable». El papa Francisco es una de las autoridades mundiales que más llamamientos está realizando para que se busquen soluciones al grave problema que están viviendo las personas, las familias sirias. El pasado diciembre se inauguró el Año Santo de la Misericordia en el que el Papa hace un llamamiento a vivir la fraternidad, a mirar con ojos sinceros al hermano, a dar respuesta al sufrimiento de los que habitamos la casa común que es nuestro planeta. Y entre estos hermanos se encuentran, no debería haber ninguna duda, los hermanos de Oriente Medio.


Y este Año de la Misericordia recoge la estela de la Encíclica Laudato si'. Sobre el cuidado de la casa común. Este inspirador texto realiza una llamada urgente, no solo a las instituciones sino también a todos nosotros, en singular, para que repensemos el daño que el hombre está haciendo, estamos haciendo, a la naturaleza, a la hermana tierra, al hermano sol, al hermano oso¿ y también a los otros hombres, nuestros hermanos. Esa urgencia a la conversión ecológica, ya presente en las enseñanzas de san Juan Pablo II, tan necesaria para redirigir el destino del planeta pasa por «escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres» (Laudato si', 49). Junto con esta íntima relación que existe entre los problemas sociales y los problemas ambientales, otra de las ideas, íntimamente unida a la anterior que atraviesa también toda la Encíclica, es la fuerte conexión de las realidades. «Todo está conectado» (Laudato si', 117).

No es posible, ni coherente preocuparse por la naturaleza sin hacerlo por el hermano, ni preocuparse por el hermano olvidándose de la naturaleza. Son realidades íntimamente relacionadas e inseparables.
Pero esta llamada no se dirige solamente a que nos concienciemos, a que nos demos cuenta de la realidad que nos rodea, del daño que ya está sufriendo nuestro planeta, y dentro de él especialmente la naturaleza y las poblaciones excluidas. Esta llamada está, sobre todo, dirigida a que actuemos, a que cambiemos los paradigmas que rigen nuestro modelo social, cultural, económico y político para poder dejar a las generaciones venideras un mundo. Y además de un mundo, un mundo mejor. Pero hay que actuar ya. En estos momentos y mirando hacia el mar Egeo se echa de menos esa solidaridad que fue la base y uno de los pilares fundamentales en la construcción europea. Hace unos meses, en diciembre de 2015, en la Cumbre de París sobre el Cambio Climático, vivimos un histórico momento con la firma de un acuerdo para combatir el calentamiento global. Ojalá veamos pronto una respuesta rotunda, clara, solidaria, fraternal, eficaz y eficiente por parte de esos mismos 195 países del mundo al drama de tantas familias sirias.

De estas ideas y otras muchas más hablaremos en la Jornada Ecología y desarrollo humano que se celebrará el próximo 18 de marzo en la Universidad de Navarra que busca incitar, con las aportaciones de científicos procedentes de distintas disciplinas, tanto al estudio y la reflexión como al compromiso práctico sobre las propuestas que se hacen en la Encíclica.