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Josep-Ignasi Saranyana, Profesor emérito de Teología

Óvulos congelados

dom, 09 nov 2014 10:47:00 +0000 Publicado en La Vanguardia

Cuando Carlos Marx formuló su principio de la plusvalía, sólo tenía a la vista el capitalismo liberal. No pudo, pues, imaginar los esfuerzos y las piruetas del capitalismo neoliberal para seguir dándole la razón. Si hace siglo y medio parecía evidente que el capital siempre gana de más (produce una plusvalía) aun cuando el trabajo reciba la congrua gratificación, este principio comenzó a tambalearse a comienzos del siglo XXI, si no antes. Y para mantenerlo operativo, el capitalismo neoliberal ha ideado mecanismos esperpénticos.

¿Cómo ganar más, si ya no se puede ganar más? La imaginación neoliberal ha tenido una pintoresca ocurrencia, sugiriendo a las mujeres trabajadoras que no conciban durante su vida fecunda, sino que esperen a después, proponiéndoles congelar sus óvulos y mantenerlos a su disposición. Y todo, ¡so pretexto de aprovechar mejor el talento femenino! En otros casos, simplemente se ha despedido a la mujer que quedaba embarazada, como en una concejalía madrileña. Y no debe ser el primer incidente de este tipo en España.

Los titulares de la prensa son impresionantes: "Facebook y Apple pagan a las empleadas congelar los óvulos"; y no sólo congelar, sino también una gratificación mensual sustanciosa y una cobertura de miles de dólares para sufragar los gastos del tratamiento posterior (se entiende el tratamiento de fecundación artificial). El niño, objeto, y la mujer, manipulada.

La empresa es también una unidad de convivencia, de personal realización. Como decía Nuria Chinchilla al respecto, parece que "el trabajo está pensado como una isla en el océano, como si nada más hubiera en el mundo que los beneficios".  

Las propuestas de las dos compañías americanas han venido a luz, porque las ganancias han caído ligeramente. La polémica actuación en Madrid, porque se avecinan las elecciones municipales. En los dos casos se olvidan principios fundamentales: que el capital no tiene derecho a un beneficio ilimitado; que la empresa es también y muy principalmente una unidad de convivencia, de personal realización y de satisfacción para todos (empresarios y trabajadores); y que el producto y la eficacia no son un fin en sí mismos, ni siquiera la mera acumulación de capital, sino que están al servicio del hombre. De lo contrario, el egoísmo y la avaricia se elevan al cubo ysobreviene un país de viejos corruptos en un plis-plas.