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Elisa Luque Alcaide, Profesora de Teología, Universidad de Navarra

¡Gracias, Jutta!

lun, 08 nov 2010 15:44:59 +0000 Publicado en Unav.es

El viernes, 5 de noviembre, a las 8.00 de la mañana se nos ha ido Jutta Burggraf, profesora del Departamento de Dogmática en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. Ha fallecido en la Clínica, después de luchar, con denuedo y serena confianza en Dios, con la leucemia grave que le detectaron mientras presidía, en abril, el Simposio de Teología de este año 2010. El Simposio, dedicado al tema de la Conversión, reunió a teólogos especialistas de alto nivel, junto con testigos, en primera persona, de la conversión que era objeto de estudio. Aquejada ya del mal que le restaba fuerzas y energía, compartimos con ella esas jornadas y vibramos con los relatos de Mariqui Dueñas, de Paola Binetti y de Etsuro Sotoo, el escultor japonés de la Sagrada Familia, sin percibir en Jutta los síntomas de la enfermedad. Muy al contrario, como era habitual en ella, encontramos siempre su sonrisa abierta, su acogida a cualquier duda o sugerencia, su generoso compartir las reflexiones que las jornadas suscitaban ¡Gracias, Jutta, por ese último esfuerzo que nos brindastes, continuidad serena de lo que fue tu vida de entrega generosa a los que te rodeaban!

Teóloga, buscadora incansable de la Verdad y seguidora apasionada del Bien, su quehacer y su vivir estuvieron presididos por la libertad. Buscaba, optaba y ponía todas sus energías en la meta que se había propuesto. Esa opción libre le proporcionaba tal soltura en su consecución, que parecía que no le costaba esfuerzo. Así impartió sus clases. Así escribió sus libros, siempre sugerentes y novedosos, en los que se aprendían actitudes y se forjaban virtudes en el lector atento.

Amiga de sus amigos, y con un corazón inmenso abierto al mundo, para Jutta lo primero eran las personas. Esto, que puede ser una frase hecha, en ella era vivir diario. Lo podemos afirmar toda la comunidad universitaria de la Facultad de Teología. Colegas, alumnos, cada una de las personas que trabajan en los servicios que hacen posible la vida de la Facultad: con todos Jutta compartía intereses, afanes, dolores y alegrías. Nada ni nadie le era indiferente. Se interesaba por cada uno. Tenía una especial debilidad, valga la redundancia, por los más débiles y los más necesitados. La puerta de su despacho estaba abierta a todos. Eso sí, si alguien tenía primacía, eran sus alumnos: cuando alguno llamaba ya se sabía que Jutta miraba al colega que estaba enfrente haciéndole entender que debía dejar paso a quién acababa de llegar a la Facultad y pedía ayuda, o al doctorando que necesitaba una orientación.

Jutta, como he dicho, amaba la libertad y ella misma era una persona reciamente libre y, por lo mismo, buena. Me dan ganas de poner este adjetivo con mayúscula: no lo hago, pero que el lector lo lea como quiera. Por eso no me extraña que esta teóloga alemana se nos haya ido el día antes de que un Papa teólogo y alemán haga el viaje a España: es como un servicio de preparar el camino. Así lo veo.

En una misa celebrada en el velatorio de la clínica ante sus restos mortales, el sacerdote nos comentaba que él vive en un Seminario internacional donde muchos eran alumnos de Jutta. Al enterarse, el día 4 a última hora, de la gravedad de su situación,  han hecho durante la noche Vela al Santísimo, por ser víspera de primer viernes, esta vez pidiendo por Jutta. El día que falleció, seguramente ella ha "devuelto" el gesto: uno de los alumnos venía en bicicleta a la Facultad de Teología; lo atropelló un coche y salió despedido a unos 10 metros de altura. No pasó nada. ¡Gracias también, Jutta, por este gesto con tus queridos alumnos!