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La Navarra que crea riqueza, algo cada vez más pequeño

01/07/2023

Publicado en

Diario de Navarra

Álvaro Bañón |

E L verano pasado, Diario de Navarra publicó un informe que, dadas las fechas, pasó desapercibido, pero que aportaba datos alarmantes. El titular era “Los ingresos de casi la mitad de los navarros dependen ya de las arcas públicas”. Es decir, entre pensionistas (129.000 entonces, ahora 142.000), funcionarios (48.000), parados (15.000) y receptores de la renta garantizada (41.000) sumaban 210.000 personas, que son tantas como trabajan en el sector privado. 10 meses después la situación no solo no ha mejorado sino que ha empeorado. 210.000 personas dependiendo exclusivamente de los ingresos públicos es una barbaridad que, evidentemente, va a ser difícilmente sostenible. No solo ya económicamente, sino también socialmente.

Si miramos cada una de las partidas, el crecimiento de todas es preocupante. Empezando por las pensiones (en las que el Gobierno foral no tiene responsabilidad), el gran debate nacional siempre aparcado porque todo lo que se puede decir es incómodo y no ayuda a ganar elecciones. Como se ha dicho, en Navarra hay ya 142.000 pensionistas, con una pensión media que roza los 1.400 euros, después de la irresponsable subida indiscriminada del 8,5% de 2022. Este número de pensionistas supone un 40% más que hace 20 años y crece de manera imparable. Esto es producto del aumento de la esperanza de vida, algo fabuloso, y del envejecimiento de la población al bajar la natalidad de manera alarmante. A nadie que sepa sumar y restar se le escapa que esto es insostenible y que la racionalización de las pensiones o la acometemos, o nos la acometerán. Y entonces no será suave.

El crecimiento de los funcionarios desde 2008 ha sido exponencial. Las empresas y las familias nos hemos “apretado el cinturón”, pero la Administración, no. Ahora son 10.000 más que hace 6 años y esto no tiene mucha explicación en un entorno de administración digital. Además, y esto es más preocupante, cada vez más jóvenes lo que quieren es directamente “un puesto seguro y no tener complicaciones” y se preparan para opositar. No hay más que ver el florecimiento de las academias de preparación. Si Navarra prosperó en los años 60 y 70 fue porque hubo gente que “se complicó” la vida y creó negocios. Invirtió, ganó, perdió, y volvió a invertir. Invertían con el muy noble fin de ganar dinero y con eso generaban riqueza y puestos de trabajo. Navarra era una comunidad emprendedora. Ahora una parte no pequeña de los jóvenes navarros aspira a no tener complicaciones y sacar un “puesto segurico ”y ni se plantean el crear un negocio o el trabajo por cuenta. Vamos para atrás. Si seguimos así no habrá nadie dispuesto a crear riqueza para pagar a los 210.000 que viven de los ingresos públicos. Además, y este es otro problema social, el emprendedor y empresario no están precisamente bien vistos. No ya en Navarra sino en toda España. El que arriesga su dinero, lo pierde, paga impuestos (si le va bien) y genera riqueza y puestos de trabajo no suele ser puesto de modelo de la sociedad como en otros países. Creo que España es el único país en el cual un empresario recibe críticas por regalar 17 aparatos de detección del cáncer a la Sanidad Pública. Y no pocas críticas. La envidia es deporte nacional y foral.

La renta garantizada es otro tabú de la política navarra. Todos coincidimos en que hay que ayudar a familias y personas vulnerables y que tenemos que ser una sociedad solidaria. Pero 41.000 personas cobrando de manera cuasi permanente la renta garantizada suponen (junto al Ingreso mínimo vital) 138 millones al año. Y sobre todo, no podemos presumir de ello. Es un gran fracaso y el esfuerzo del Gobierno tiene que ir encaminado a que esas personas sean autosuficientes sí o sí. Que trabajen. Porque trabajo, hay. Pero, y hay que decirlo, la renta garantizada en muchos casos desincentiva el acceso al mercado de trabajo. Ahora mismo una persona puede rechazar varias ofertas de empleo y seguir cobrando la renta garantizada. Eso, cuando menos, merecería un repaso. No podemos crear una bolsa permanente de 41.000 personas que no trabajan, muchas que no acepten ofertas de trabajo, y que cobren por ello. Y como he dicho antes, el colmo es que encima presumamos de ello como se suele hacer desde el Gobierno de Navarra.

Por lo tanto, y sin alarmismos ni catastofrismos, y en mi opinión, si seguimos por este camino vamos encaminados a que en un futuro quede cada vez menos gente creando riqueza y dispuesta a arriesgar o dispuesta a ser trabajador por cuenta ajena porque... ¿Para qué? Y entonces tendremos ya el problema irresoluble.