La investigación y el análisis de las donaciones en la sucesión hereditaria le ha valido a Clara Gago Simarro, profesora Ayudante Doctor de la Universidad de Oviedo,  el premio Francisco de Asís Sancho Rebullida (edición 2020). La facultad de Derecho entrega este premio desde 1998 y es uno de los galardones jurídicos a la investigación más destacados. Lleva el nombre de Francisco de Asís Sancho Rebullida, en memoria de uno de los civilistas nacionales de mayor prestigio, que fue catedrático de derecho civil en la Universidad de Navarra. 

Clara Gago defendió su tesis Las donaciones en la sucesión hereditaria (cómputo, imputación y colación en noviembre de 2019. La investigación fue dirigida por la profesora Camino Sanciñena Asurmendi, catedrática de Derecho Civil en la Universidad de Oviedo. “Las donaciones tienen una importante relevancia jurídica en la sucesión hereditaria del donante: por un lado, en el campo de las legítimas, con el fin de comprobar que dichas donaciones no lesionan el quantum de legítima de los legitimarios del donante; y por otro, en la partición, debiendo adicionar ciertas donaciones para calcular las cuotas hereditarias de los herederos forzosos del donante”, resume en su investigación. Gago muestra su agradecimiento a la Universidad por la concesión de este premio que, sobre todo, dice, le aporta seguridad y confianza para seguir impulsando su trabajo e investigación en este campo. 

- ¿Qué destacaría de su investigación?

La importancia que tienen las legítimas como límite a la libertad de disposición de una persona que no sólo afecta a lo contenido en su testamento, sino también a los actos gratuitos realizados en vida. Y esto es muy importante porque las legítimas no sólo restringen la libertad de una persona en su testamento al impedirle que pueda lesionar cuantitativamente la porción hereditaria de sus legitimarios, sino que también limitan su libertad de disposición por actos gratuitos con eficacia inter vivos (ej. donaciones): ello implica que, en principio, las donaciones con independencia de la fecha en que fueron realizadas deberán ser tenidas en cuenta tras el fallecimiento del donante en su sucesión, llegando incluso a requerir al donatario para que aporte los bienes recibidos por donación a la masa hereditaria.

- ¿Qué supone para usted recibir el premio Sancho Rebullida?

Recibir el premio Sancho Rebullida es el mayor reconocimiento que un joven investigador puede recibir a nivel nacional en el ámbito del Derecho Civil, por lo que para mí es un auténtico honor recibir este premio que, además conmemora a uno de los grandes civilistas del siglo XX, el profesor Francisco de Asís Sancho Rebullida. El día que me comunicaron la concesión del premio y, después de las múltiples llamadas y celebraciones, me vino a la cabeza la palabra seguridad.  Saber que el trabajo de todos estos años ha sido reconocido por expertos en Derecho Civil me confiere seguridad, confianza y todavía más ganas de seguir trabajando por este mismo camino. 

- ¿Cómo se gestó esta tesis? ¿Por qué este ámbito de investigación?

Durante el último curso del grado en Derecho me incorporé al área de Derecho Civil de la Universidad de Oviedo al haber obtenido una beca de colaboración concedida por el Ministerio de Educación. A partir de ese momento, animada por la profesora Sanciñena Asurmendi, comencé a investigar en el ámbito del Derecho sucesorio y, tras matricularme del doctorado centré dicha investigación en las operaciones sucesorias de cálculo de las legítimas y de la colación, al ser una materia que requería una investigación en profundidad que analizara conjuntamente las instituciones sucesorias implicadas en aquellas sucesiones en las que el causante en vida había realizado actos a título gratuito para el cálculo de las legítimas y el cálculo de las cuotas hereditarias.

- ¿Qué obstáculos, dificultades ha encontrado por el camino? Si las ha habido...

Lo cierto es que he tenido la gran suerte de poder trabajar en algo que me gusta mucho, compaginando la investigación con la docencia y guardo muy buen recuerdo de los años de doctorado, pero pensando en alguna dificultad que haya podido apreciar en estos años creo que la primera y más importante es la inmensa dificultad que tenemos los investigadores en desconectar. Creo que nunca llegas a poder descansar al cien por cien: la tesis siempre está rondando en tu cabeza, incluso cuando estás tomando algo con tus amigos, de fiesta, en el cine, en la playa, etc... Han sido cuatro años en los que he convivido durante 24 horas los siete días de la semana con la tesis doctoral.