El sistema de producción del cacao es la principal fuente de contaminación en los cereales infantiles, según un estudio de la Universidad de Navarra
El sistema de producción del cacao es la principal fuente de contaminación en los cereales infantiles, según un estudio de la Universidad de Navarra
La química navarra Raquel Hernández ha estudiado la composición de 91 cereales infantiles comercializados en España
El cacao es la principal fuente de contaminación por aflatoxinas en las formulaciones de cereal infantiles, si bien dicha contaminación no supone un riesgo para la salud de los consumidores. Así lo ha demostrado la química navarra Raquel Hernández en un estudio que ha llevado a cabo en el departamento de Química y Edafología de la Universidad de Navarra.
La investigadora analizó 91 muestras de cereales destinados a la alimentación infantil correspondientes a 10 casas comerciales. "En todos ellos evaluamos la existencia de aflatoxinas y elementos tóxicos como plomo, cadmio, arsénico y mercurio, contaminantes alimentarios de diferente condición y naturaleza que interesan tanto por su relevancia como por la elevada toxicidad que poseen", aclara la nueva doctora.
Así, entre los resultados de su trabajo destaca la presencia de aflatoxinas en el 81% de los alimentos infantiles preparados a base de cereal: "La distribución de la concentración de aflatoxinas y elementos traza potencialmente tóxicos depende en parte de la producción del cereal, según fuera convencional u orgánico. De hecho, algunos índices de contaminación fueron más altos en la producción ecológica, lo que podría indicar cierto descuido en la elaboración industrial de preparados infantiles", afirma la investigadora.
Otro dato destacado fue el hallazgo de los valores más altos de arsénico en las formulaciones sin gluten basadas en arroz y maíz. "Esto nos preocupó sobre todo por la edad tan temprana a la que los niños consumen estos productos. Si bien es cierto que sólo tres formulaciones ecológicas y una de cereales con miel superaron la ingesta semanal tolerable recomendada por la FAO", destaca Raquel Hernández.
40 explotaciones lecheras
Respecto a la influencia de la alimentación ganadera en la calidad de su leche, la especialista señala que, tras analizar 40 explotaciones repartidas por toda la Comunidad foral, la situación geográfica fue muy poco determinante. "En cambio, sí observamos diferencias en función de la estación del año -primavera y otoño son las dos épocas con índices más altos de aflatoxinas-, las condiciones climáticas -mayores o menores precipitaciones y temperaturas-, las actividades del hombre, etc.", explica la química de la Universidad de Navarra.
El trabajo, desarrollado en el departamento de Química y Edafología del centro académico y dirigido por el profesor Iñigo Navarro, ha servido también para comprobar la validez del análisis discriminante en la medición de la calidad de los cereales usados en las fórmulas infantiles: "Hemos confirmado que los diagramas de dispersión constituyen un método preciso para clasificar los cereales con cacao y los cereales sin gluten, separando cada uno en función del tipo de cereal predominante".
Asimismo, Raquel Hernández ha confirmado que esta metodología -denominada HPLC- podría servir, además, para medir la presencia de aflatoxinas en cereales de desayuno, potitos, barritas de cereales, galletas y fórmulas infantiles de soja.