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“Me reencontré con todo lo que había aprendido doctrinalmente de niño, pasó de la cabeza al corazón”

Nicolás Gastaldi, uruguayo y estudiante del Bachiller en Teología, tiene 31 años y el 16 de febrero recibirá la ordenación diaconal

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Nicolás Gastaldi es estudiante del Bachiller en Teología. FOTO: Chus Cantalapiedra
24/01/19 12:17 Chus Cantalapiedra

Como buen uruguayo, a Nicolás Gastaldi le encanta el fútbol y a él se entrega siempre que puede. No resulta raro verle jugar en Estella los sábados por la tarde, donde comparte pista con chavales de 14 años, como actividad de las labores pastorales que realiza en esta localidad, haga frío, calor o llueva.

Seminarista de la Diócesis de Minas (Uruguay), tiene 31 años y es alumno del Bachiller en Teología de la Universidad de Navarra. Este es su quinto curso como residente del Colegio Eclesiástico Internacional Bidasoa, donde asegura sentirse muy agradecido: “Es como vivir la Iglesia universal en una sola casa”.

Relata que la suya es una “vocación tardía”, pues la descubrió cuando ya había finalizado sus estudios universitarios. Es licenciado en Negocios Internacionales por la Universidad Católica de Uruguay. En 2007, tras la insistencia de su hermano mayor, peregrinó al santuario de Salta, en Argentina. Relata que allí descubrió a la Virgen. “Me di cuenta de que quería que en mi vida siempre estuviese ella. Y poco a poco me fue llevando de su mano. Ordené mi vida y comencé a tener dirección espiritual. Lo que me terminó regalando fue que descubrí que Jesús está vivo en la Eucaristía. Me reencontré con todo lo que había aprendido doctrinalmente de niño. Fue entonces cuando pasó de la cabeza al corazón. En dos meses cambié la vida familiar por la vida sacerdotal”.

Es el séptimo de ocho hermanos de una familia católica. Cuenta que sus padres se emocionaron mucho cuando les contó el camino que quería seguir. “Yo creo que mi madre presentía algo”. Sin embargo, algunos de sus hermanos, aunque sintieron mucha alegría, no por ello se dejaron de llevar una gran sorpresa: “Aproveché un ‘asado’ para contarle a mi hermano que me gustaría ser sacerdote. Minutos antes de ello, él se adelantó a proponerme si quería conocer a una amiga suya. Mi respuesta le dejó sin palabras. Sin embargo, el día que me iba me dejó una carta en la que me transmitía su ‘alegría por haber encontrado esta grandeza’”.

El 16 de febrero recibirá la ordenación diaconal en Pamplona, a ella asistirán algunos de sus familiares que vendrán desde Uruguay. Allí se ordenará dentro de unos meses, en la diócesis de Minas. La frase que ha elegido como insignia para ello es “Que nadie falte en el Cielo”, del Santo Cura de Ars, de quien es un fiel devoto. Porque como él explica “lo importante en la vida es estar cerca de Dios”.

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